Publicidad

El baile del caballo

Compartir esta noticia

Un Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán, Tailandia, Malasia, hasta Vietnam; y por sobre todos, la nueva China continental, van imponiéndose. Fueron muy pobres, de no tener para comer hasta morirse de hambre. En China el producto anual per cápita era 300 dólares; cuando el Uruguay (nunca rico) marcaba: 3.000.
Mas que nosotros, esos países fueron aplanados por imperialismos de diferente estilo y debieron padecer, con todo rigor, el deterioro de la relación de intercambio en medio de un mundo cruel, industrializado; los vimos tan miserables que en las películas cruzaban los taxis tirados por el propio taximetrista. No tienen tierra fértil generosa, no tienen minerales suficientes; solo se tienen, a ellos mismos, que en todos los casos, son muchísimos.
Los asiáticos en vez de acusar a los extranjeros y prevenirse encerrándose, procedieron astutamente a imitar el occidente hasta superarlo; se abrieron a la entrada de capitales cuando ese hecho era una infamia en América La

Un Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán, Tailandia, Malasia, hasta Vietnam; y por sobre todos, la nueva China continental, van imponiéndose. Fueron muy pobres, de no tener para comer hasta morirse de hambre. En China el producto anual per cápita era 300 dólares; cuando el Uruguay (nunca rico) marcaba: 3.000.
Mas que nosotros, esos países fueron aplanados por imperialismos de diferente estilo y debieron padecer, con todo rigor, el deterioro de la relación de intercambio en medio de un mundo cruel, industrializado; los vimos tan miserables que en las películas cruzaban los taxis tirados por el propio taximetrista. No tienen tierra fértil generosa, no tienen minerales suficientes; solo se tienen, a ellos mismos, que en todos los casos, son muchísimos.
Los asiáticos en vez de acusar a los extranjeros y prevenirse encerrándose, procedieron astutamente a imitar el occidente hasta superarlo; se abrieron a la entrada de capitales cuando ese hecho era una infamia en América Latina. Entre nosotros pensar que el neo liberalismo tenía sus ventajas, era descalificador, para la izquierda y para los partidos tradicionales de aquí.
Los pobrecitos asiáticos, tan carenciados, usaron el dinero multinacional cambiaron dinero grande por trabajo barato y mejoraron su técnica nacional, se esforzaron en hacerlo mejor y lo lograron. Caminan a ser el centro del mundo. Y eso sucede mientras ninguno de ellos ha conseguido completar los logros abstractos que occidente proclamó en el siglo XVIII; libertad, igualdad, legalidad, fraternidad. Eso pesa poco, por ahora, en la tradición asiática que no tuvo siglo de las luces.
Es evidente que EEUU azotado por diversas crisis sucesivas, aunque mejore en estos días, se sabe declinante, a largo plazo, por la carrera armamentista del mundo global. Sucede que el gran país que admiramos se jugó a los aviones sin piloto a las bombas atómicas y a su formidable red de espionaje; y ese inmenso armatoste para la destrucción no sirve para vencer. Desde la noche de los tiempos, siempre viven mejor los que saben más. Lo comprobé leyendo el diario El País, de Montevideo, el día 24 de febrero. El rezago respecto a los alumnos no es exclusivo del Uruguay. En el Reino Unido y en Estados Unidos, donde los profesionales están entre los mejor pagos del mundo, los estudiantes cuyos padres trabajan en ocupaciones manuales no tienen resultados comparables en matemáticas, con aquellos cuyos padres tienen empleos manuales en Shangai o Singapur.
El armamento del Lejano Oriente no mata a nadie, hace gente capacitada; y eso es invencible.
China continental inició su expansión recibiendo grandes capitales de su mayor enemigo: Taiwan. A los dos le convenía y el deudor cumplió, como es su estilo, al pie de la letra.
En el Viejo Continente, la economía va de mal en peor; navega al borde de la recesión, mientras se llenan los supermercados, con productos made in Lejano Oriente. Faltan espejos para mirarse.
Yo no digo que enriquecerse deba ser el gran ideal de nuestra vida, pero es indiscutible que sirve para silenciar la quejumbre de los barranca abajo, las zoiledades insufribles de intelectuales, industriales, funcionarios y otros burócratas profesionales del malestar. La mitad del mal que nos aqueja viene del estilo triste de pensar. El héroe máximo del teatro nacional es un estanciero que se funde sin atinar a nada. El viejo Zoilo se suicida. El héroe máximo de las letras argentinas es un gaucho sin ocupación conocida al cual todos le pegan (Puede elegirse: Martín Fierro, Juan Moreira). Significativamente, ninguno de esos personajes prototípicos, trabajó nunca, están hechos para el lamento.
Empezamos a sorprendernos del éxito del sudeste asiático, porque tenemos tendencia a creer que el poder económico de Alemania es de origen divino: Dios hizo rica a esa nación, pero es de suponer que los alemanes colaboran: llegan a la hora y saben mejor que nadie el oficio que practican. Con todo…, digo, es un decir, si también Alemania cayera, Europa dejaría de ser Europa. Algunos datos estadísticos muestran que la maravilla alemana es vulnerable. Cuando en la posguerra, un alemán del oeste cobraba 100 y producía más de 120; mientras que el alemán del este, formado por los soviéticos, cobraba 80 y producía 35. Alemania estuvo partida en dos; y la mitad del este, al terminar la guerra 39-45, quedó dentro de la órbita de la Unión Soviética: planificación centralizada, autoritarismo, proteccionismo y sobre todo, burocracia total. Y la otra Alemania funcionó como siempre, al poco tiempo firmarse la paz.
Después de medio siglo, recién todos, volvieron a ser alemanes eficaces. Pero ahora, están hartos de salvar a los países descompaginados que los rodean. Cuando los franceses divulgan planes de mejoría, los alemanes se encargan de marchitar las ilusiones: no cuenten conmigo, para un plan salvador...financiado. Y Europa baila de golpe, al son del baile de caballo coreano: pon pon pon! no pongo un euro, no salvo un griego.
El problema económico no radica, únicamente, en la necesidad de grandes inversiones; es imprescindible sanear la mentalidad y la ética de quienes administran. Hay un abismo entre la gente del norte, principales productores de la comunidad europea y los pachangueros con frente al Mediterráneo; gastan primero y luego quieren zurcir con plata ajena. Ortega y Gasset era partidario de concederle un domingo más por semana, a los andaluces.
La formación de la gente es la que arroja resultados. Y lo más extraordinario de la situación es que nadie individualiza las armas con las cuales se puede hacer un imperio, hoy en día. Los individuos bien formados son la causa eficiente para que un país sea de primera.
No bastan ríos de dinero para recuperar una región culturalmente devastada. Despreciar el humanismo fue el error más trágico que propagó Marx a ambos lados de la cortina de hierro: cosificó a los marxistas y también a los antimarxistas, los llevó a pensar que valía la pena matar con tal de mejorar el inventario: le hicieron creer al mundo que la falta de bienes depende de la economía y no de la mente de las personas. ¡Los medios de producción debían estar en manos de empleados públicos! Basta este error colosal para invalidar una doctrina. En un primero de año la China actual privatizó 370.000 empresas del Estado. La inteligencia de los chinos superó siempre a la tosquedad de la Unión Soviética, que nunca pudo con la codicia insana de sus sindicatos; la llevaron a una implosión espontánea. Eso pasa. Y nos pasa cerca.
Imposible pensar en dos países mejor dotados por la naturaleza, que Venezuela y Argentina en pleno boom de las commodities. Tan ricos en recursos materiales y tan estropeados por su incultura populista. Aniquilan su bienestar; desprecian la ética; desafían los análisis clínicos de la salud económica. Los estamos viendo, estampados en números que no mienten. Dueños de bienes incalculables, nadie les presta un peso. Son incumplidores. China está dividida en dos; un país es la costa sudeste neo liberal leninista; la antítesis de Cuba; tienen talento. La costa sudeste produce riqueza abundante y el inmenso campesinado, (un imperio medioeval de mil millones de personas) sigue dormido, mientras sale, lentamente, de la edad media.
Los enemigos del socialismo marxista, no son los Estados Unidos, son los encantos de la libertad y las garantías que permiten dormir tranquilo.

SEGUIR
User Admin

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad