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Topolansky y su sana envidia

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Yo tengo una sana envidia por La Cámpora. Es una agrupación que siempre que el gobierno la necesitó, estuvo ahí al pie del cañón”, estas declaraciones fueron formuladas, la semana pasada, por la senadora Lucía Topolansky a la agencia de noticias gubernamental argentina Télam. Si algo hay que reconocerle a la candidata a la Intendencia de Montevideo es su capacidad inagotable de sorprender con sus dislates.

Yo tengo una sana envidia por La Cámpora. Es una agrupación que siempre que el gobierno la necesitó, estuvo ahí al pie del cañón”, estas declaraciones fueron formuladas, la semana pasada, por la senadora Lucía Topolansky a la agencia de noticias gubernamental argentina Télam. Si algo hay que reconocerle a la candidata a la Intendencia de Montevideo es su capacidad inagotable de sorprender con sus dislates.

¿Qué es La Cámpora? Es la agrupación ultrakirchnerista que lidera Máximo Kirchner, el hijo de la Presidente. Su nombre recuerda a Héctor Cámpora, un odontólogo y político que ocupó la Presidencia del vecino país durante 49 días entre mayo y julio de 1973 y que posibilitó el regreso de Juan Domingo Perón luego de 17 años de exilio. El breve período de gobierno de Cámpora se caracterizó por el agravamiento de la violencia callejera, de los secuestros y de los atentados terroristas, perpetrados por grupos antagónicos del propio peronismo. Cámpora fue también quien -contrariando a Perón- indultó el mismo día que asumió la Presidencia (25 de mayo de 1973) a los presos de la cárcel de Villa Devoto, la mayoría de ellos detenidos por acciones terroristas. Hizo, además, de los Montoneros uno de sus pilares. Argentina ingresaba en un espiral de violencia sin precedentes tras el regreso de Perón, enfermo y viejo. Su muerte en julio de 1974, despejó el camino para el golpe militar de marzo de 1976 y la instauración del terrorismo de Estado, hasta el retorno a la democracia en 1983. El resto es historia más conocida.

Desde 2006, aunque algunos dicen que fue en 2003, con la llegada de los Kirchner al poder se creó La Cámpora, que no es otra cosa que la expresión joven más radical, prepotente y patotera que apoya a ultranza a Cristina Kirchner. Como bien dijo Topolansky: “siempre que el gobierno (argentino) la necesitó, estuvo ahí, al pie del cañón”.

Si algo diferenció a la política uruguaya de la argentina, y mucho más desde el nacimiento del peronismo en 1945, fue la ausencia de ese colorido fascismo cargado de estruendosos bombos presentes en todos y cada uno de los actos de los gobiernos peronistas. La Cámpora no es una excepción; es la versión kirchnerista de la intolerancia. Es el neofascismo. ¿Qué importa que se autoproclame de izquierda?

Recuerdo una anécdota que escuché en mi familia. Sucedió en 1950, mis padres recién casados habían ido al cine Trocadero (18 de Julio y Yaguarón); cuando se sentaron en sus butacas se encontraron con que al lado estaban el Presidente de la República, Luis Batlle Berres y su señora Matilde Ibáñez; solos como dos espectadores más. Terminó la función y a la salida del cine se desarrollaba un acto numeroso del Partido Comunista. Sin aspavientos, el Presidente y su señora, se fueron caminando por 18 de Julio y atravesaron la multitud, sin custodias, ni guardaespaldas. Nadie los molestó. Dudo, con pena, que un dirigente notorio de la oposición pudiera hoy pasar, como un ciudadano más, por un acto del MPP o del PCU. ¿Por qué? Porque en el Uruguay de hoy, en el que nadie puede negar que rige un sistema democrático en plenitud, existen también las cámporas locales. Lo más penoso es que haya políticos como la senadora Topolansky que les declaren su admiración.

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Diego Fischer

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