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El regreso de La Nona

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¿Se acuerda usted de La Nona? Me refiero a la obra de teatro del argentino Roberto Cossa, que protagonizó -a comienzos de los 80- magistralmente Alberto Candeau en la Comedia Nacional y que pocos años atrás repuso Júver Salcedo.

¿Se acuerda usted de La Nona? Me refiero a la obra de teatro del argentino Roberto Cossa, que protagonizó -a comienzos de los 80- magistralmente Alberto Candeau en la Comedia Nacional y que pocos años atrás repuso Júver Salcedo.

La obra muestra a una insaciable abuela italiana que come el día entero y que termina fagocitándose a todos los integrantes de su familia, todos ellos, menos uno, trabajadores. La imagen de esa anciana nacida en Catanzaro y afincada en Uruguay, me vino a la memoria cuando leí las demandas salariales de Adeom a la Intendencia de Montevideo y en momentos en que la Junta Departamental comienza a analizar el presupuesto quinquenal.

Según el director de Gestión Humana y Recursos Materiales de la IM, Eduardo Brenta, en declaraciones a El País, los funcionarios municipales tienen un ingreso promedio de $ 73.000, y -en términos generales- están en mejor situación que los trabajadores privados. Y remató: si quieren nos dedicamos a pagar salarios y nada más. Enhorabuena un jerarca municipal reconoce lo que ha sido la política de las cinco administraciones frenteamplistas anteriores: cobrar impuestos siderales, para pagar sueldos astronómicos a los más de 8.600 funcionarios.

El secretario general de Adeom, Facundo Cladera, salió al cruce de Brenta, diciendo que en los promedios se ahogan los petisos y la Intendencia está lleno de petisos. Hoy Adeom, exige, entre otras cosas, un salario mínimo base de $ 31.000 y la presupuestación de 1.000 contratados. Cladera acusó, además, a Brenta de “tinellización” de la discusión y desviar el eje de la atención.

No sé porque Cladera metió a Tinelli en este baile, será por qué está veraneando en Punta del Este. Lo real , cierto y concreto es que entre las acusaciones de unos y otros y los paros de Adeom, nos encontramos los montevideanos tapados por la basura, con el peor servicio de transporte público que hay en el continente y con un tránsito caótico. Y ni que hablar de la desidia y el abandono de la ciudad en su conjunto. Pensar en una Montevideo cuidada ha sido en el último cuarto de siglo de administraciones de izquierda -con contadas y honrosas excepciones- lujos burgueses o veleidades de cajetillas.

Lo concreto es que, una vez más, los habitantes de la Muy Fiel y Reconquistadora somos rehenes de los reclamos desmesurados de un sindicato que se ha caracterizado por su accionar de barra brava y demandas disparatadas. Y por administraciones que han accedido a todos sus reclamos sin exigir nada a cambio.

Días pasados, el intendente Daniel Martínez, reconoció a El País la incapacidad de la Intendencia para solucionar un problema tan delicado y esencial como el de la basura, y apeló al Ejército Nacional para que colaborara en la limpieza de la ciudad. La dirigencia de Adeom se indignó cuando la televisión y las crónicas de los diarios informaron que los soldados eran aplaudidos por los vecinos cuando recogían los desperdicios diseminados alrededor de los contenedores. ¿Serán golpistas todos esos montevideanos? ¡No! Son vecinos hartos de pagar impuestos descomunales para financiar los privilegios de los municipales, asqueados de vivir entre la mugre y preocupados por no correr la misma suerte que la familia de La Nona.

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Diego Fischer

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