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Ni olvido, ni tomo

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DIEGO FISCHER
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Sé que no puedo ni debo permanecer indiferente en este tema. Por estos días se habla de derogar la ley de tolerancia cero para los conductores de automotores y reemplazarla por una norma que autorice a manejar con una alcohlemia de 0,3.

Decir que es un disparate impulsar el cambio es decir poco. Afirmar que por esta norma los bodegueros y vitinicultores se han visto seriamente perjudicados es banalizar el asunto.

En diciembre de 2015 la Cámara de Diputados, sancionó con 65 votos en 85 la ley que instauró la tolerancia cero. Votaron a favor legisladores del Frente Amplio del Partido Colorado , del Partido Independiente y parte de la bancada del Partido Nacional. La norma se aprobó en el marco de una sucesión de accidentes protagonizados por conductores borrachos y que le costaron la vida a decenas de personas. Pero también fue la respuesta al clamor de muchos padres que reclamábamos medidas y un mensaje claro de las autoridades en el tema del alcohol.

No tengo presente las cifras de accidentes de aquellos años pero recuerdo que eran muy altas. Tampoco sé si con la tolerancia cero se lograron bajar significativamente. Pero sí tengo muy claro que la ley generó un sano debate en todos los niveles de la sociedad e hizo tomar conciencia a muchos jóvenes sobre la gravedad del problema. Aquello de que si tomás no manejes o si el que maneja tomó, bajate del auto fue ganando terreno. Hoy muchachos y adultos respetan la norma o la hacen respetar. ¿Cuántos son? Imposible saberlo, pero son bastantes más de los que antes del 2015 no se cuidaban ni les importaba subirse a un auto luego de haber bebido.

No soy frenteamplista, no es novedad para los lectores de El País y para quienes me conocen, por lo que no se me puede atribuir intención política a la hora de sostener que es una irresponsabilidad tratar de modificar la ley de marras. Es sabido que se educa con el ejemplo mucho más que con las palabras. Educamos los padres, los docentes pero también los gobernantes con sus actitudes y posturas. ¿Qué mensaje estaría dando el gobierno si impulsa o acompaña la derogación de la citada ley?

Estamos hablando de un logro alcanzado por los uruguayos todos y que debemos profundizar. En una sociedad donde el consumo de alcohol se ha incrementado a niveles nunca imaginados, no podemos dar mensajes contradictorios. Yo me pregunto si quienes impulsan este cambio tienen algún familiar o amigo que haya perdido un hijo, un hermano en un accidente de tránsito provocado por un conductor borracho.

En los últimos años el Uruguay ha vivido transformaciones importantes, aunque no siempre positivos. El combate contra el tabaco y la tolerancia cero a la hora de conducir son dos de esos cambios que no solo debemos preservar, sino que tenemos que ahondar.

Ya hubiéramos querido los uruguayos que la lucha contra el consumo de drogas hubiera sido también una política de Estado.

El país debe enfrentar enormes desafíos ya. Resolver problemas como la generación de empleo, la captación de inversiones, el cambio en la educación y seguir obteniendo progresos en la seguridad ciudadana. ¿Por qué, entonces ,desandar uno de los pocos caminos que bien hemos andado en los últimos tiempos?

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