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Martínez: ¿dónde puso el otro pie?

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DIEGO FISCHER
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Si algo hay que reconocerle a la fórmula presidencial del Frente Amplio es la capacidad para sorprendernos.

Cuando no es la verborragia de Graciela Villar anunciando la madre de todas las batallas, es Daniel Martínez quien acusa a los candidatos de la oposición de fomentar la grieta, dividir y enfrentar a los uruguayos.

Y yo pensé que la había escuchado a Villar (al menos estaban los dos en el mismo escenario) cuando el día de la proclamación de la fórmula del FA dijo que en las elecciones “se librará la madre de todas las batallas, entre la oligarquía y el pueblo”.

Días más tarde la fórmula se presentó en Playa Pascual cual aspirantes a un casting de Bailando por un sueño. ¿Quién puede impedir que alguien haga el ridículo? Además, si uno piensa, está bien que ensayen nuevos pasos, porque el futuro político de ambos se ve muy difícil. Quizá por ello, Martínez también practica nuevas formas de saludo a sus simpatizantes. Al menos, así se vio en una foto que se hizo viral y que lo mostró envuelto en la bandera del FA y acostado en el escenario. ¿Saludo circense o de acuario?

Aunque lo más sorprendente, se dio el jueves último, cuando junto a sus asesores anunció las doce medidas en materia de seguridad que aplicará en su eventual gobierno.

Allí las sensaciones se mezclan porque el planteo del candidato despierta sorpresa, incredulidad y bronca.

No es la primera vez que el expresidente de Ancap, exministro de Industria y exintendente de Montevideo, se muestra como un recién llegado. Como si nada hubiera tenido que ver en estas tres administraciones de la coalición de izquierda. Ahora resulta que se enteró que vivimos una situación de emergencia en materia de seguridad ciudadana.

Entre las propuestas presentadas está la creación de un programa denominado “Más barrio” que implica: arreglar calles, limpiar baldíos, construir plazas, y mejorar la iluminación. ¿No son estos cometidos básicos de un gobierno departamental? ¿No fue Martínez el jefe comunal de Montevideo en los últimos cuatro años y medio? Claro, esta semana nos enteramos que durante su gestión el gasto de funcionamiento de la Intendencia (fundamentalmente por el ingreso de funcionarios y nuevos cargos políticos) creció un 26 por ciento.

No solo incumplió la promesa electoral de bajarlo un 15 por ciento, sino que además el cuantioso aumento afectó directamente al presupuesto destinado a inversiones y obras.

En una rápida síntesis, la docena de medidas incluye profundizar los operativos Mirador, adquirir mil quinientas tobilleras, combate frontal a la corrupción policial, control de identidad de los ciudadanos (aquello que hacían los militares y que tanto nos fastidiaba), instalar un patrullaje intenso en los barrios, aplicación estricta de la Ley de violencia doméstica, rehabilitación de los presos y el respaldo a la Policía para que actúe y ejerza la autoridad del Estado.

Hay una canción de María Elena Walsh que me viene a la memoria en estos momentos. Se llama En el país del Nomeacuerdo. En una parte dice: (…) “En el país del no me acuerdo. Doy tres pasitos y me pierdo. Un pasito para atrás. Y no doy ninguno más. Porque yo ya me olvidé. Donde puse el otro pie”.

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