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La impronta Lacalle Pou

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DIEGO FISCHER
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Es su estilo, su forma de reclamar o protestar. Me refiero a los dirigentes sindicales y la mayoría de los afiliados a los sindicatos.

Actúan como patota, de manera irreverente y no les interesa ni les importa si quien tienen adelante es el presidente de la República, la vicepresidenta, un ministro o la autoridad que sea.

Ayer viernes la arremetida fue - una vez más- contra el presidente Luis Lacalle Pou. El hecho se registró en la ciudad de San Carlos, adonde el jefe de Estado viajó para asistir a la toma de posesión del nuevo alcalde, Carlos Pereyra.

Comandados por el dirigente de COFE, Joselo López unas decenas de funcionarios públicos, bombo en mano, cantó y golpeó palmas alrededor de Lacalle Pou.

“¿Qué hacés Joselo, ¿viniste a hacer relajo?” Le preguntó el presidente al gremialista. Ambos, rodeados por los barullentos funcionarios públicos, debieron alzar la voz para escucharse, pese a estar cara a cara, tapabocas mediante. “¡Vinimos a recibirte acá, todos!, Queremos ver si te podemos hablar del artículo 4 (del proyecto de Ley de Presupuesto)”…(…). A lo que el presidente, contestó: “Acá no, no lo vamos a discutir , lo discutimos en otro lado, pero así no”.

Una situación similar se registró en setiembre pasado cuando auxiliares de enfermería del Hospital de Clínicas, protestaron en la Facultad de Medicina. El presidente Lacalle Pou se retiraba del acto de presentación del Día del Patrimonio. El presidente, en el exterior del edificio, se detuvo a hablar con una joven que, en tono respetuoso, le comentó de la situación por la que atravesaban y le reclamó una solución. “¿Desde cuándo están viviendo esta situación?”, le preguntó el presidente. La joven, desconcertada, balbuceó y respondió: “en realidad, desde siempre”.

Ha habido otras situaciones similares en los ocho meses que han transcurrido desde la toma de posesión del gobierno de coalición. Algunas se han registrado en los alrededores del Palacio Legislativo y han sido objeto de las protestas y receptores de los reclamos la vicepresidenta Beatriz Argimón y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema. Juntos o por separado.

También algunos ministros se han visto en episodios similares.

Así como hay un estilo patoteril y barrullento por parte de los gremialistas, también hay una forma inteligente y siempre amable de responder por parte de Lacalle Pou que descoloca a los demandantes. Es su estilo, su sello personal.

Su impronta, por contraste, me trae a la memoria episodios de los gobiernos anteriores.

Mandatarios y ministros que oscilaban entre la complicidad y el desplante. Que acusaban de complots de la derecha cuando lo que recogían los diarios o mostraban las cámaras de televisión, no era de su agrado. Hombres y mujeres soberbios y alejados del sentir y la realidad de la gente, aunque hicieran gárgaras con su presunta sensibilidad social.

Cabe preguntarse si los que manifiestan hoy frente a un presidente de la República, que no camina rodeado de legiones de guarda espaldas y siempre se detiene a escuchar, valorarán su actitud. ¿Sabrán que desde marzo pasado el país empezó a cambiar?

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