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Un espejo para Martínez

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DIEGO FISCHER
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Daniel Martínez dijo haberse hecho un esguince en el brazo derecho luego de servir cuatrocientos platos en una olla popular. Pero eso no fue obstáculo para que participara en una reunión del Grupo de Puebla.

Sí, un conjunto de políticos que han ocupado cargos en el pasado reciente y que los une -entre otras cosas- haber sido encarcelados por corrupción, tener causas abiertas con la Justicia y todos, todos, haber destrozado las economías de sus respectivos países.

En su mayoría se han enriquecido o dilapidaron por aquí y por allá los recursos de sus naciones para sostenerse en el poder y alimentar el más inmoral y perverso de los círculos: pobreza-ignorancia-dependencia. En la lista de los iluminados fundadores están Lula, Rafael Correa, Evo Morales, José Mujica, Dilma Rousseff, José Luis Rodríguez Zapatero, Jorge Taiana (el canciller de los Kirchner en la década en que Argentina cerró los puentes) y ahora, Martínez.

Al parecer se reúnen -vía zoom- discuten, dan consejos y recomendaciones que nadie les pide ni escucha. Es la manera que encontraron para pasar la cuarentena. Y es la forma que tienen de indignar a la gente que en estas horas padece las consecuencias del despilfarro de cuando eran gobierno.

De esas deliberaciones, trascienden sesudas reflexiones. Como la del dirigente frenteamplista “La generación de empleo es central, ya que el coronavirus ha dejado en descubierto la peor versión del capitalismo. La profundización de la desigualdad en nuestros pueblos es la gran preocupación”, sostuvo en su cuenta de Instagram.

Si no hubiera quedado escrito, sonaría a una broma de pésimo gusto o de humor negro. Aunque Martínez ya demostró sus condiciones de clown en la pasada campaña electoral cuando bailaba con su compañera de fórmula Graciela Villar.

Al cruce le respondió la candidata a la intendencia de Montevideo, Laura Raffo. “Martínez debería mirarse al espejo y tener sentido de autocrítica en lugar de buscar culpar al sistema. El desempleo en Uruguay en febrero ya atravesó la barrera del 10% y llegó a un pico de 10.5%. No había asumido este gobierno ni tampoco había llegado el coronavirus. El déficit fiscal ya era del 5% del PBI, sin espacios de ahorro para inyectar dinamismo en una situación de crisis. Más de 800.000 personas están recibiendo apoyo del Estado en este momento. Es casi un tercio de la población en solo dos meses del coronavirus”.

Uruguay fue gobernado en los últimos tres quinquenios por una fuerza política hegemónica, con mayoría parlamentaria y con una concentración de poder que nunca antes se había dado en la historia democrática del país. Hicieron, deshicieron y destrozaron todo lo que quisieron. De la enseñanza a la economía, de la seguridad pública a la imagen internacional del país.

Gobernaron con los amigos para los amigos, para la patota y para las grandes empresas multinacionales. Azotaron a la clase media y a la pequeña empresa con una carga fiscal sideral. Por todos los medios trataron de derribar los valores más importantes que este país forjó: el trabajo, la educación y el esfuerzo personal como únicas formas de ascender socialmente.

¿Alguien podrá prestarle un espejo a Martínez?

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