Publicidad

El Cavani del MSP

Compartir esta noticia
SEGUIR
DIEGO FISCHER
Introduzca el texto aquí

Todo indica que no existen antecedentes. Desde que las encuestadoras miden la aprobación de la gestión de los ministros de Estado, ninguno ha logrado una popularidad tan alta como el titular de Salud Pública, Daniel Salinas.

La última encuesta de Cifra conocida esta semana reveló que su aprobación es del 76 por ciento frente a una desaprobación del 13 por ciento.

La popularidad de Salinas fue creciendo lenta y constantemente desde que asumió el cargo. También su imagen y su capacidad de comunicación siguieron el mismo derrotero. Es sabido que asumió con el nuevo gobierno el 1° de marzo de 2020 y que doce días más tarde desembarcó en el Uruguay el COVID-19. Para entonces, el Ministerio de Salud Pública contaba con cien quits para diagnosticar la enfermedad y carecía de otros insumos para combatir la pandemia que llevaba meses golpeando a China, Europa y Estados Unidos.

La administración que lo antecedió se había dado el lujo de donar a China, en febrero de ese año, materiales médicos para combatir el Coronavirus, en un acto cumplido en la Cancillería y frente a todas las cámaras de televisión. Muy caro pagaríamos la generosidad del gobierno que fenecía.

Salinas, neurólogo reconocido, pertenece a Cabildo Abierto y su designación no estuvo exenta de polémica y de infelices acusaciones por parte de sectores del Frente Amplio. Mucho antes de tomar posesión del cargo asistió todas las mañanas al Instituto Pasteur para reunirse y aprender sobre el COVID-19 de los investigadores que allí trabajan. Sabía que la peste llegaría, aunque, creo, que no imaginaba que lo hiciera tan pronto.

El 13 de marzo el presidente de la República Luis Lacalle Pou, acompañado por Salinas y el secretario de la Presidencia Álvaro Delgado, y secundado por todo el gabinete ministerial anunciaba en conferencia de prensa la detección de los primeros cuatro casos de COVID-19 en Uruguay. El resto de la historia es conocida por todos.

En este año y cinco meses que transcurrieron desde aquel anuncio, Salinas ha jugado un papel fundamental, tal vez el mayor de todos ha sido trasmitir a la ciudadanía la seguridad de que se estaban haciendo bien las cosas. Esa confianza se la ganó trabajando incansablemente y dando siempre la cara aún en las situaciones más dramáticas.

La oposición no pudo con él, cuando el mes pasado lo interpeló junto a la ministra Azucena Arbeleche en la Cámara de Senadores. Del llamado a sala ambos secretarios de Estado salieron robustecidos y sus interpelantes dejaron en evidencia sus mezquinos intereses.

Los resultados están a la vista: hace exactamente un año Salinas tenía un 51 por ciento de popularidad, hoy sumó 25 puntos más.

Las cifras de la pandemia son muy alentadoras. Permiten mirar hacia el futuro con esperanza y la vuelta a la normalidad total del país es un hecho. Solo un dato, Uruguay encabeza el ranking de vacunación del continente, y la próxima semana se logrará la inmunidad de rebaño.

Para llegar al hoy, hubo un trabajo extraordinario de equipo dirigido por el presidente Lacalle Pou y el asesoramiento fundamental del GACH, es cierto. También la ciudadanía acompañó, sobre todo en la primera etapa. De los detractores no vale la pena hablar. Si nos expresamos en términos futbolísticos, en la selección conformada a nivel gubernamental, el ministro Salinas juega como Edinson Cavani.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Diego Fischerpremium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad