Publicidad

A no bajar la guardia

Compartir esta noticia
SEGUIR
DIEGO FISCHER
Introduzca el texto aquí

En estos días resulta difícil mantener el ánimo en alto. Récords de muertes y de casos nuevos de Covid, marcan la agenda diaria de los uruguayos. Es el tema casi excluyente que no solo nos preocupa, sino que -legítimamente- genera angustia en mucha gente.

La contracara es la marcha de la vacunación, que al cierre de esta columna superó con comodidad el millón de personas.

Leer la prensa, escuchar la radio cada mañana y ver los informativos de televisión en la noche, terminan generando -muchas veces- más incertidumbres que certezas. Es tanta la cantidad de información que por momentos nos retrotrae a marzo de 2020 cuando la peste tocó tierra en Uruguay y el país entero estaba pendiente de las noticias. Entonces, casi como hoy, mucha gente no conforme con lo que se difundía en los medios uruguayos se enganchaba a los canales de televisión argentinos, que siempre y especialmente en situaciones críticas, son expertos en condimentar la información con grandes cantidades de dramatismo y de cholulismo. Allí se le otorga la misma cantidad de minutos o más a un personaje de la farándula que habla con la misma autoridad que un respetado científico. Ni hablar de los funcionarios del gobierno del vecino país y del propio presidente Alberto Fernández.

Bien se afirma que la pandemia ha cambiado muchas cosas y que nada será como fue una vez que la desterremos, ojalá sea pronto. Contra todo principio, estar bien informado en estos días y desde que la peste llegó a nuestro país, es sumar interrogantes, dudas y hasta más angustia. Qué decir si las fuentes de información son las redes sociales. Allí campea el disparate y una carga de odio y desprecio por el que piensa distinto, sin precedentes.

Hemos tenido recientemente ejemplos sobre hasta qué extremo se puede llegar y cómo las redes se convierten en el vehículo de intereses espurios. La desmantelada campaña de desinformación pergeñada por los directivos del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), es un ejemplo elocuente de ello. La fantochada de Rafael Michelini es otro, aunque en este caso el puntapié inicial no se dio en las redes sino en una revista.

Reconforta comprobar có-mo y con la rapidez que ambos casos fueron abortados, una vez que los medios de comunicación profesionales se hicieron eco de la información. El primero por la indignación despertada en la mayor parte de la sociedad y el segundo por la condena de la dirigencia política.

Ayer viernes el doctor Rafael Radi, coordinador del GACH, sostuvo a la agencia EFE que la foto actual "no se ve nada bien: muchos casos, muchos muertos y el sistema de salud desbordado", cuando "uno mira la película entera y, pese a que esta es una etapa horrible, uno diría que la gestión global fue mejor que en otros países".

Radi afirmó que (…) "Tenemos algunas indicaciones que apoyan que estamos llegando al pico de esta primera ola" y concluyó que "Estamos confirmando un desacople entre la infección de los trabajadores de salud y el resto de la población. Dicho de otra forma, las vacunas están empezando a dar efecto en los trabajadores de la salud".

Es difícil mantener el buen ánimo por estos días, aun-que las declaraciones de Radi son las buenas noticias que nos alientan a no bajar la guardia.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Diego Fischerpremium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad