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El fin de los atorrantes

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DIEGO FISCHER
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Y parece que se hará justicia. No es lo que todos quisiéramos pero es una muy buena señal. Me refiero a la resolución de Ancap de exigirle a Raúl Sendic el reintegro de los gastos personales que pagó con la tarjeta corporativa.

El jueves último, Búsqueda informó que el Directorio de Ancap le reclamará a Raúl Sendic que devuelva $ 169.956 y US$ 3.979 respectivamente que gastó con la tarjeta corporativa de la empresa estatal en compras personales cuando fue presidente y vicepresidente de la petrolera estatal.

En mayo, último la jueza especializada en Crimen Organizado, María Helena Mainard, condenó a Sendic por los delitos de abuso de funciones y peculado con 18 meses de prisión, aunque por su calidad de primario logró una suspensión condicional de la pena. Mainard consideró que el expresidente de la empresa estatal y exvicepresidente de la República “excedió los poderes de su cargo” y “se apropió de dinero estatal”. Días atrás, Mainard intimó a pagar a Sendic una multa de aproximadamente $ 650.000.

Si bien las cifras que deberá pagar el dirigente frenteamplista, son simbólicas en relación al megadesastre que significó su actuación en Ancap (se estima que las pérdidas superaron los U$S 900 millones), las medidas constituyen un mensaje muy importante a la población y también a la dirigencia política en su conjunto. Marcan también un precedente en esta materia, ya que hasta ahora, quienes ocupaban cargos en las empresas estatales, (con contadas excepciones), no rendían cuentas de sus acciones.

Con este primer gran paso, no quedan dudas por si alguien las tenía: Sendic jugó a los empresarios en Ancap y dilapidó los recursos a lo grande al punto de fundir la empresa. También lo hizo a escala personal con la utilización discrecional y sin escrúpulos de las tarjetas corporativas. Lo que Sendic hizo en Ancap no fue otra cosa que el uso impune de la cuota de poder que el cargo le otorgó.

Lo que Sendic hizo en Ancap no fue otra cosa que el uso impune de la cuota de poder.

Este señor se burló de la ciudadanía, primero con su título universitario que nunca tuvo y que solo vio la senadora Lucía Topolansky. No fue el único caso en el Frente Amplio, es cierto. Hubo más de una docena de situaciones comprobadas en que altos funcionarios públicos fraguaron o mintieron su condición de universitarios. En esa nómina está también la excandidata a la vicepresidencia del FA en las últimas elecciones, Graciela Villar, que por años se presentó y figuró en el portal de la Junta Departamental de Montevideo como psicóloga social, cuando ni siquiera había terminado cuarto año de Liceo. Aunque, sin dudas, el caso de Sendic no fue solo el más sonado sino el más vergonzoso. Este señor llegó a ocupar la Vicepresidencia de la República y la Jefatura del Estado en algunas oportunidades en que el titular de la época, Tabaré Vázquez se ausentó del país.

Es la misma persona que semanas atrás declaró en carácter de imputado en la investigación por otra de las grandes farras de la era Mujica, la regasificadora de Gas Sayago. Y un mes antes dio consejos sobre cómo debían manejarse los proyectos que encaran las actuales autoridades de Ancap.

Las cuentas del Estado no van a mejorar porque Sendic devuelva en números redondos U$S 23.000. Pero los ciudadanos de a pie vamos a sentir satisfacción porque la era de los mitómanos contumaces y de los atorrantes se terminó.

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