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Antel, ¿es de todos?

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Diego Fischer
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Son cinco adolescentes cuyas edades oscilan entre los trece y los dieciséis años. Escucharlos hablar da gusto y alimenta la esperanza en que un país mejor es posible.

Me refiero a los alumnos del Liceo rural de Toscas del Caraguatá que ganaron en California la First Lego, una competencia mundial de robótica en la que participaron estudiantes de varias partes del mundo. Los uruguayos llegaron allí luego de haber tenido una destacada actuación en la First Lego League Uruguay, que anualmente celebra el Plan Ceibal. El trabajo premiado es un proyecto de recolección de agua para la producción de alimentos.

Tuve la fortuna de entrevistar a Camila (15), Celina (13), Tariza (15) Paulino (15), Sandro (16) y a la adscripta que los acompañaba, Paola Farías, también docente de Idioma Español y Literatura.

No es mi propósito referirme al proyecto reconocido en los Estados Unidos, cuyos autores, si consiguen los US$ 1.000 que les faltan, instalarán en el propio Liceo. Sí quiero referirme a cómo lo hicieron.

Los muchachos viven en Caraguatá y sus aledaños. El nombre se lo da el arroyo homónimo que recorre el lugar. Queda a 438 kilómetros de Montevideo, 120 de la ciudad de Tacuarembó y 90 kilómetros de Melo. La ruta que los comunica es la Nº 26, y su estado es pésimo.

La localidad fue ascendi-da a la categoría de Villa hace poco tiempo. Su población ronda los 1.500 habitantes, a los que hay que sumar otros 3.000 de las zonas vecinas. Al Liceo asisten cuatrocientos estudiantes en régimen de tiempo completo. Allí, los docentes hacen de todo. No solo dictan sus clases, sino que también cocinan y dan una mano en lo que se precise. Los alumnos también colaboran.

El paisaje que predomina es monte criollo y campo. Hasta hace tres años, los jóvenes tenían pocas cosas para hacer. La dirección del Liceo y buena parte de los docentes, propusieron cambiar una realidad muy dolorosa, que le costó la vida a dos estudiantes en poco tiempo. Comenzaron a generar talleres y actividades para estimular y ocupar a los estudiantes, más allá de la actividad curricular. La computación y la robótica fue una de ellas. Con la salvedad que la zona carece de internet y de señal de celulares. Antel es prácticamente inexistente en el lugar. Para bajar un archivo o simplemente consultar o hacer un trámite en la Web, las personas deben viajar a Tacuarembó o a Melo. Tampoco es fluida la comunicación vía teléfono de línea, ya que están sujetas a los humores del clima y a que subsista a tormentas la conexión que llega de Villa Ansina.

¿Cómo pudieron entonces estos cinco muchachos, ganar a nivel local primero y en Estados Unidos una competencia en la que los materiales todos solo se pueden obtener en Internet? Perseverancia, y ganas de salir adelante.

Hace un par de semanas, los cinco adolescentes visitaron la Torre de las Telecomunicaciones de Antel. Fueron muy bien recibidos y atendidos. Al término de la visita, se les proyectó un video sobre los proyectos de la empresa estatal. El video mostró un mapa en el que se veía cómo la compañía de las telecomunicaciones irá llegando con fibra óptica a todo el territorio del país. Pero Caraguatá no figura en ese mapa. Lo más cerca del tendido pasará por Villa Ansina, a 75 kilómetros de Caraguatá.

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