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Primera prioridad

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DANILO ARBILLA
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Wilson era grande. Vaya novedad. El discurso de la explanada y la “gobernabilidad” son pruebas contundentes. En algunas charlas mano a mano -no para publicar- le pregunté sobre los “porqués”.

Muy sencillo, dijo y explicó, entonces, -palabras más, palabras menos-, lo mejor para el Uruguay y para los uruguayos es la democracia. El golpe, la dictadura, el exilio, la prisión y hasta cómo se “negoció”, es pasado. No vamos a pedir cuentas. Hay que apuntalar la democracia. Y para eso hay que ayudar a Sanguinetti, que es a quien el pueblo puso al frente. Para el Partido Nacional la primera prioridad es el Uruguay y los uruguayos. Eso está por encima del interés de Ferreira Aldunate, de “Por la Patria” y el del propio partido.

Tiempo después, respecto a la ley de Caducidad, -una “encerrona” sobre lo que alguna vez habrá que contar más- le pregunté a Wilson si eso no lo “embromó”.

-No creo. Pero no había otro camino. La vigencia de la democracia estaba en juego. Usted tiene que entender que el país es lo que primero importa, repitió. Y sabe qué?, añadió, los uruguayos lo entienden. Los uruguayos se dan cuenta que cuando las cosas son difíciles, los blancos son los que sacan las castañas del fuego. Y por esa razón es que vamos a ganar las próximas elecciones.

Aquel pronóstico me pareció un poco loco, sin embargo estuvo en lo cierto: los blancos ganaron. No Wilson, tuvo mala suerte -“qué yeta” dijo cuando se entero de su enfermedad-, pero quien duda de que él hubiera sido el ganador.

Y toda esta historia, como toda historia, se puede atar al presente.

Cuando se habla de prioridades y de propuestas y soluciones sorprenden por ejemplo el discurso y la conducta del Frente Amplio. Agraviados por el rechazo electoral nunca dejaron de criticar y hostigar al gobierno y de agitar a la población. Lo hicieron desde el principio y aun en el peor momento de la pandemia que puso en jaque al mundo entero. De autocrítica, en realidad, poquito y nada. Y de soluciones ni hablar: son conocidas las propuestas que hicieron. La bandera es la LUC y largarse a hablar de una “filosofía diferente” y prometer el socialismo.

Aunque el riesgo sanitario no ha desaparecido, y hay fallecidos y contagios, han comenzado una agitación sindical muy llamativa: los reclamos y paros en el puerto -mirando partir los barcos, para parafrasear a Rodó- y la plataforma del Sunca en UPM. En este caso, en el que no tengo recuerdo de conflictos anteriores, ya consiguieron que se meta el gobierno, para que luego pase a ser el culpable.

En la reforma de la previsión, ¿qué van a proponer? ¿subir las jubilaciones y bajar aportes y edad para jubilarse? ¿Serán tan demagogos?

Todo acompañado de interpelaciones por nada importante y denuncias judiciales.

El nuevo presidente del FA, aún no electo, pero ya desprendido de la chaqueta sindical y puesta la del Partido, no concreta soluciones pero anuncia la lucha para cambiar el rumbo del actual gobierno. ¿En qué campos, en política sanitaria y manejo de la pandemia, en seguridad pública, en materia de recuperación económica? Se imagina el lector lo que hubiera sido la pandemia en manos del FA. En seguridad y en economía todos saben lo que fue, y no habría que olvidarlo. ¿Cuál es ahora la propuesta del FA?

¿Y cuál, su primera prioridad?

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