Publicidad

Miente

Compartir esta noticia
SEGUIR
DANILO ARBILLA
Introduzca el texto aquí

Tras el acuerdo “puente” alcanzado entre trabajadores y empresarios, el Ministro de Trabajo y Seguridad Social Pablo Mieres se ha ganado un lugar en el podio, junto a sus colegas de Salud Pública Daniel Salinas y de Interior, Jorge Larrañaga.

No fueron negociaciones fáciles, pese a que tanto empresarios como trabajadores estaban embretados por las circunstancias. Por un lado los empresarios -que miran solo por su propio interés al decir de Adam Smith- debían ser realistas en cuanto a sus ganancias, máxime cuando la prioridad es la existencia de la propia empresa. Lo mismo pesó con los trabajadores quienes no ignoran la dificultades de “sus patrones”, y tienen claro que lo primero es mantener la fuente de trabajo, digan lo que digan los dirigentes del Pit-Cnt.

Estos, que no suben a palo podrido, tenían claro que no podían “joder” mucho con la línea marcada por Lenin de no dejar que prime el sindicalismo y su razón primera -el salario- e impulsar la lucha de “las organizaciones sociales” con fines político partidarios. Aún así hay que reconocer que Mieres condujo muy bien las negociaciones y fiel a su estilo dialoguista, con voz suave pero mano firme, lo logró.

Quizás también haya que hacerle un lugarcito al Ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol. Este ha tenido que ocuparse de cuentas atrasadas, a las que ha encarado sin renunciar a sus responsabilidades. Y lo ha hecho con muchas dificultades porque no es fácil hacerlo desde un ministerio que fue la más grande “seccional” del Partido Comunista, la que prácticamente le dejaron “ocupada” con funcionarios con “contratos recién renovados” y demasiadas ONG en línea.

Todo lo antedicho no desmerece a otros ministros pero los nombrados han encabezado la agenda pública y por ahora han sorteado las “pruebas” y las piedras en el camino. Que no han sido pocas y serán más.

Otro ministro que tiene su lugar en la agenda es el nuevo titular de RREE, Francisco Bustillo, frente a cuya designación al decir de Tomás Linn muchos “arquearon las cejas”. Yo también. Fue un diplomático muy “mimado”, por los gobiernos y presidentes frenteamplistas. Es un hecho.

Es muy amigo del presidente argentino Alberto Fernández, lo que no sirve de mucho ni es una escarapela que luzca tanto: recibirlo y darle alojamiento en la Embajada en España, por muy amigos que fueran, fue una imprudencia, la que Alberto Fernández día a día alimenta y la hace mayor .

Bustillo también es amigo personal del presidente Luis Lacalle Pou y eso pesa, sobre todo en la conducción de la Política Exterior. Hay que reconocer que hasta ahora Bustillo ha hecho lo que había que hacer: desmanteló el “equipo” de Talvi -que en gran medida era el de Nin Novoa-, y es de esperar que deshaga el “tejido y bordado” del anterior ministro en lo que tiene que ver con el caso Venezuela.

¡Ah!, y lo del título.

Leonardo Haberkon en una excelente columna en El Observador (10 de julio), escribió:

“El paroxismo del discurso antiprensa de Vázquez ocurrió el 8 de julio, en otro discurso por Zoom, cuando afirmó que «durante cinco años y más, las uruguayas y los uruguayos escucharon una sola campana de ataque permanente al gobierno nacional. ¿O miento?»”. Para la duda e interrogante del expresidente hay una sola respuesta: miente.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumDanilo Arbilla

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad