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Actores ausentes

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danilo arbilla
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Una curiosidad impaciente nos domina. Queremos tener ya el resultado de las internas de este domingo. Saber cómo se resolvió la cosa, finalmente.

Y las encuestas han ayudado muy poco. Caminando por la cornisa, en una elección no obligatoria y en la que se elige algo no tan definitivo (no es lo mismo el candidato que el presidente) la tarea de los auscultadores no se ha hecho fácil.

Imagínense el nerviosismo de los encuestadores. Hasta la tardecita se comerán las uñas. Y después festejar o ver cómo se le da la vuelta para explicar la falla.

¿Y el nerviosismo de los precandidatos? Ellos también se van a comer las uñas. Son los que tienen más en juego y con toda la carne puesta en el asador, lo cual, empero, no quiere decir que sean los protagonistas de la jornada.

Los verdaderos protagonistas son los electores y diría que no están tan nerviosos, ni se comen las uñas, ni van a sacrificar un buen asado o una buena comilona y menos enfrentar el mal tiempo, llegado el caso, por ir a elegir al candidato.

En eso coinciden las encuestas: va a ir poca gente a votar. Pero lo curioso e interesante es que la mayoría de los que no votarán en las primarias de este domingo, seguramente serán decisivos al momento de elegir el nuevo gobierno en octubre. Y si se da así, los porcentajes de este domingo servirán de poco para anticipar lo que va a pasar en las elecciones presidenciales.

La gran mayoría de los que no votarán en las primarias serán ciudadanos mayores de 60 años, los que en su casi totalidad dependen de la seguridad social.

¿Y cuál es el problema si los viejos no vamos a votar? ¿Qué necesidad de que pasemos frío?

La cuestión es que unos 600 mil jubilados y pensionistas, quizás más, ausentes en las primarias estarán presentes en octubre.

En octubre el voto es obligatorio y a los jubilados se les amenaza con que no podrán cobrar si no votan.

Y es harto probable que esos 600 mil jubilados y pensionistas sean decisivos y más si se calcula un buen aporte de los funcionarios públicos (unos 300 mil que sí estarán en las primarias e incluso quizás hasta se rebusquen de dos o tres días libres extras).

El hecho es que, en los últimos 14 años, los jubilados han recibido aumentos por encima del costo de la vida. Eso se nota y lo saben. Y nadie sabe mejor que uno mismo cómo le va y en función de ello qué es lo que le conviene (uno de los fundamentos del voto universal). Los funcionarios públicos a costa de los trabajadores privados también han sido mimados de los gobiernos frenteamplistas. Más de lo mismo, (y lo del Mides).

Son elementos a tener en cuenta. Pero hay otros en que también los principales protagonistas o destinatarios serán los “decididores” de octubre. El nuevo gobierno tendrá que darles la mala noticia: el Estado no tiene más dinero y hay que ajustar.

Lo cierto es que es difícil conseguir votos prometiendo ajustes. Keynes decía que la gente es cortoplacista, y la gente es keynesiana.

Para mal o para bien los dependientes de la seguridad social y los funcionarios serán protagonistas en el próximo período de gobierno. Parte del ajuste pasará por ahí. En la seguridad social además de “reformas” habrá que reducir los egresos afectando directamente a los beneficiarios y en el sector público no bastará con no llenar vacantes, habrá que raspar bastante más.

La solución no pasa, como dicen Andrade o Cosse por más impuestos. Aparte del eslogan, tendrían que tener presente lo que está ocurriendo hoy en el país debido a la carga fiscal -quiebras, fuga de empresas, cero inversiones, baja la recaudación- o recordar, por ejemplo, cómo le fue a Kirchner con los rurales cuando tiró demasiado de la piolita o fijarse en los resultados del Socialismo del Siglo XXI de Hugo Chávez. No hay que descartar, empero, que si vuelve a ganar el Frente Amplio opte por la vía de más impuestos -que paguen más los que ganan más (y dale con el eslogan y la vieja receta). Es que el FA, en definitiva, no descree del Socialismo del Siglo XXI y cree que en Venezuela hay democracia y la gente la pasa bien. Además, si no supieron administrar la bonanza, difícil que sepan y puedan enfrentar con éxito o con cierta solvencia una recesión.

Los problemas comenzarán el 2 marzo del próximo año. Será un tiempo no fácil, y en un principio, por lo menos, lo habrá de sentir fuerte ese grueso de la población que, como hemos señalado, puede que esté muy ausente en las primarias pero que será decisivo en octubre, momento en que, es muy posible, vote en pos de una ilusión y una esperanza, las que, infelizmente, se verán malogradas cualquiera sea el gobierno que asuma.

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