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Una pulsión oscura en Israel

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Claudio Fantini
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Más allá de que el mundo siempre llamó a Israel "el Estado judío", la Ley que acaba de aprobar la Knesset no enriquece la democracia israelí. La opaca.

Israel fue moldeado en el modelo liberal-demócrata del Estado de Derecho. Y la ley impulsada por el conservador Likud y sus aliados ultranacionalistas y hebreos ortodoxos, es un paso en el sentido contrario de las democracias occidentales.

Para que se dé este paso negativo, que opaca una de las virtudes de Israel (su Estado de Derecho en el que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y tienen las mismas libertades y garantías) confluyeron temores demográficos y pulsiones extremistas contrarias a la secularidad y a la diversidad.

Es grave que la Ley aprobada no mencione las garantías a la "completa igualdad de derechos sociales y políticos para todos sus habitantes, independientemente de su religión o raza", que establece la Declaración de Independencia de 1948. Es difícil confiar en que Netanyahu y sus socios nacionalistas y religiosos no tengan por objetivo diluir esas vigorosas garantías de igualdad y diversidad. Lo que dificulta esa confianza es la inclusión de un concepto étnico: judío.

Pero este paso en sentido contrario al modelo democrático occidental, no acerca a Israel al siniestro recuerdo del apartheid sudafricano. Así sería, de haberse aprobado la creación de ciudades exclusivas para judíos, proyecto ultraconservador que no parece haber quedado del todo conjurado.

A lo que acerca el paso dado en la Knesset es a sus vecinos en la región. En Siria y en Egipto no todos los habitantes son de la raza árabe (hay kurdos y armenios, por ejemplo), sin embargo sus nombres oficiales son República Árabe de Siria y República Árabe de Egipto. Jordania lleva el nombre de un linaje: Hachemita. Y el reino saudí lleva el nombre de una familia: Saud. En Irán no todos son musulmanes ni todos los musulmanes son chiitas, pero el Estado se denomina República Islámica, relegando a los no musulmanes, mientras la ley coloca al chiismo por sobre las demás vertientes coránicas.

Oriente Medio está plagado de ejemplos de leyes discriminatorias, también en relación al sexo. Israel se distingue positivamente debido a los principios establecidos en su Declaración de 1948.

Los impulsos étnicos y religiosos que laten en la coalición de gobierno, tienden a diluir esos principios con leyes que toman rasgos negativos de la región.

Tienen autoridad moral para criticar esos pasos oscuros los israelíes que defienden los valores seculares, igualitaristas y democráticos de la fundación. No la tienen los países vecinos que establecen, desde sus propios nombres, la supremacía de una raza y una religión.

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