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La oscuridad contraataca

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claudio fantini
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Donald Trump desplegará su histrionismo y repetirá sus argumentos contra Joe Biden: que está viejo y un poco lelo; que es un socialista que impondrá el comunismo y entregará Estados Unidos a China, etcétera.

La Convención Republicana que comienza hoy será el escenario de discursos radicales. Y por lo bajo irradiará mensajes con teorías conspirativas como la planteada por el movimiento Qanon, elogiado por el presidente, sosteniendo que quienes quieren sacarlo del poder integran una secta satánica que trafica niños para que sean abusados por pederastas.

Lo que le será difícil de explicar a Trump es la participación de notables republicanos en la Convención Demócrata, apoyando a Joe Biden.

En la historia norteamericana hubo quienes se pasaron de un partido a otro, como Ronald Reagan, quien militó en el Partido Demócrata antes de adherir al macartismo, y Janne Kirkpatrick, quien se inició en el Partido Socialista de América pasando luego al partido de Franklin Roosevelt, antes de convertirse en estrella diplomática del conservadurismo.

Lo que no hay en esa historia son casos de figuras notables de un partido participando en la convención y apoyando al candidato del otro partido.

Eso hicieron Colin Powell, Cindy McCain y otras figuras del Partido Republicano, como el ex gobernador de Ohio John Kashich.

Que el general que comandó la “Tormenta del Desierto” para liberar Kuwait de la invasión de Saddam Hussein, haya estado en la Convención Demócrata explicando la importancia de sacar de la Casa Blanca a su actual inquilino, debiera resultar demoledor. También que haya participado y elogiado a Biden la viuda de John McCain, el respetado senador por Arizona que, en su lecho de muerte, pidió que impidan a Trump la entrada a sus funerales.

Seguramente, en la Convención conservadora tampoco habrá referencias a las recientes conclusiones de la investigación que hizo el Senado sobre la injerencia rusa en los comicios del 2016, confirmando que existió; que la ordenó el propio Vladimir Putin y que tenía como objetivo el triunfo de Trump.

El informe sobre esa larga investigación señala que el jefe de la campaña Paul Manafort y otros allegado al beneficiado por la injerencia rusa, trataron personalmente con el agente que designó el Kremlin para comandar la operación.

Que a esa investigación que probó el deseo de Putin de que Trump sea presidente, así como la acción que emprendió para lograrlo, la hayan aprobado todos los senadores republicanos, incluido el más leal al mandatario, Mitch McConnell, debiera hundir la campaña por la reelección. En definitiva, confirma uno de los principales temores de Alexander Hamilton y otros “padres de la Constitución”: que llegue a la presidencia el agente de una potencia extranjera.

También debiera perjudicar al candidato republicano haber reclamado la suspensión de las elecciones, clara advertencia de que si pierde desconocerá el resultado alegando que hubo fraude, y el arresto de Steve Bannon, ideólogo de la campaña electoral del 2016 que impulsó la idea de levantar un muro en la frontera con México, precisamente por robar millones de una recolección de fondos aportados para construirlo.

La confluencia de esas sombras es lo que Joe Biden describe como “el capítulo de oscuridad” que atraviesa la historia norteamericana.

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