Publicidad

México, hora cero

Compartir esta noticia
SEGUIR
Claudio Fantini
Introduzca el texto aquí

México parece decidido a dar vuelta la página. La corrupción omnipresente, sumada al fracaso de la guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón, hizo que la sociedad buscara una figura que represente un cambio drástico.

Ricardo Anaya, candidato de la insólita alianza entre el centroizquierdista PRD y el centroderechista PAN, no logró expresar esa decisión de giro copernicano. Menos aún lo consiguió el priísta Antonio Meade. La necesidad de un cambio profundo puso a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el centro del escenario donde converge la mirada de un México que busca, con desesperación, salir de su laberinto.

De ocurrir este domingo lo que vaticinan las encuestas, el país podría ingresar a una cuarta etapa de su historia moderna. Primero estuvieron las violentas décadas que sobrevinieron a la caída de Porfirio Díaz. La Revolución había desembocado en una interminable guerra entre caudillos.

La segunda etapa comenzó cuando el general Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles crearon el partido que construyó liderazgo hegemónico y estabilizó el país. Las siete décadas del PRI implicaron un populismo estatista, con rasgos autoritarios, pero diferentes a los demás estatismos autoritarios latinoamericanos de izquierda y derecha. El final de esa etapa comenzó con Salinas de Gortari en los 90. El inicio de la apertura que disminuyó el proteccionismo y el Estado gigante y regulador, produjo la primera escisión en el PRI: Cuauhtemoc Cárdenas se abrió de la fuerza fundada por su padre y creó un partido situado a su izquierda: el PRD.

Debilitado por la escisión, y ante la primera elección sin fraude de su historia, un mérito del presidente Ernesto Zedillo, comenzó la segunda etapa, con los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. La economía continuó el gradual deslizamiento hacia la apertura, la desregulación y la reducción del estatismo. El fallido gobierno del priista Peña Nieto mantuvo esa dirección. Pero los ajustes que imponen las reformas resultan insoportables si la dirigencia sigue entregada al saqueo y fracasa frente al narcotráfico, como de hecho ocurrió estos años.

Por eso, la mirada mayoritaria buscó al candidato de la posición más radical. Y ahí estaba AMLO, el antiguo priista que se fue con Cárdenas y luego causó un nuevo cisma, creando un partido a la izquierda del PRD: Morena. ¿Cómo sería un gobierno de AMLO? El pragmatismo que mostró su exitosa gestión como alcalde del DF, descarta experimentos como el venezolano. Pero puede haber un retorno al estatismo paternalista. La diferencia es que, en la era del PRI, al liderazgo hegemónico lo tenía el partido. AMLO inaugurará la hegemonía personalista. Si tiene éxito, reformará la constitución y será el primer presidente reelegible en más de un siglo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad