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Justificación insuficiente

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Un argumento implícito y otro explícito apuntalan la decisión de Trump. Pero los dos parecen insuficientes para justificarla.

El explícito tiene dos componentes. El primero es que se trata de un acuerdo incompleto porque no abarca ni los misiles iraníes ni la presencia militar iraní en Siria. Lo que responden sobre esto los defensores del acuerdo, es que se negoció la cuestión nuclear. Las otras cuestiones, sin dudas preocupantes, pueden ser negociadas posteriormente.

El segundo componente del argumento explícito es que el régimen mintió al negar, desde un principio, que su plan nuclear contuviera un programa militar secreto. A esta tesis la apuntala Benjamín Netanyahu, mostrando unos archivos iraníes obtenidos por el Mossad. Esos archivos revelan que Irán tenía un plan secreto, a pesar de las veces que lo negó. Al respecto, se debe señalar que el informe no dice que Irán “tiene”, sino que “tuvo” ese plan. Lo segundo es que eso no es ninguna novedad. De hecho, si las potencias que negociaron con la teocracia persa le hubieran creído cuando lo negaba, entonces no habrían tenido razones para negociar y buscar un acuerdo que permitiera evitar que Irán produjera un arsenal nuclear.
Si negociaron hasta que Teherán aceptó ponerse bajo observación permanente de los expertos de la ONU en cuestiones nucleares es, precisamente, porque nunca le creyeron al régimen. En rigor, ningún Estado responde “si” a la pregunta de si tiene un programa secreto para fabricar bombas atómicas. Por eso es un plan “secreto”. Esa es la razón por la cual, cuando se trata de regímenes oscuros, hay que negociar hasta que desistan del plan y se dejen inspeccionar.

En cuanto al argumento implícito, ese que nadie dice pero los enemigos del acuerdo hacen flotar como un fantasma amenazante, se trata de parangonarlo con el Pacto de Münich, firmado en 1938 por Chamberlain y Daladier con Hitler, para evitar una guerra.

La comparación intenta afirmar que Irán hará lo mismo que la Alemania nazi: traicionar lo acordado. Pero dos detalles ponen en duda este argumento.

Primero, el que lo traicionó fue Alemania, no Gran Bretaña o Francia, mientras que en éste caso es Estados Unidos el que rompe unilateralmente un compromiso asumido.

Segundo, Alemania traicionó el acuerdo ocupando el resto de Checoslovaquia inmediatamente y, poco después, invadiendo Polonia. En cambio, el acuerdo nuclear ya cumplió tres años y hasta aquí el régimen lo ha cumplido.

Eso da más seguridad a los enemigos de Irán en Oriente Medio, que el terreno incierto en el que, empujada por Trump, acaba de aventurarse la región.

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