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Hemiplejia moral

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CLAUDIO FANTINI
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El elogio de un Golpe de Estado puede conducir al autoritarismo. Quien celebra rupturas institucionales aspira a las dictaduras.

Fue el caso del elogio chavista al levantamiento de Hugo Chávez contra Carlos Andrés Pérez, cuyo gobierno, aun habiendo cometido la brutal represión del “caracazo”, se encuadraba en la institucionalidad democrática. Lo que en Venezuela comenzó como celebración de asonada militar, terminó siendo una dictadura.

Por eso es tan grave que Jair Bolsonaro haya propuesto celebrar en los cuarteles el golpe de 1964 contra Joao Goulart. Una propuesta que además de exhibir autoritarismo, exhibe negligencia. Una pavorosa negligencia que deja en situación complicada a los organismos judiciales que debieran denunciar apología del delito. Porque derrocar un gobierno constitucional es un delito, más allá de la consideración ideológica que se tenga del gobernante derrocado.

Si en Argentina alguien propone celebrar alguno de los golpes de Estado que plagaron el siglo XX, o los actos criminales de las organizaciones militarizadas de izquierda que cometían asesinatos y secuestros, incurre en apología del delito.

Es una obviedad, sin embargo los ideologismos de izquierda y derecha tienden a justificar sus propios estropicios, condenando sólo los estropicios ajenos. Y los ideologismos son una de las formas de la negligencia, además de instrumentos de los autoritarismos de izquierda y derecha.

Como diputado nacional, la incontinencia barbárica de Bolsonaro lo hizo reprochar al régimen militar haber matado poca gente. También elogió al coronel Brilhante Ustra, conocido torturador de la dictadura. Y ahora, como presidente, describió a quienes reclaman por desaparecidos de una manera brutal y cruel: los que buscan huesos son perros.

Quienes justifican o, peor aún, elogian los crímenes de lesa humanidad cometidos por dictaduras de izquierda y de derecha, exhiben de manera obtusa lo que el lúcido Jean Francois Revel llamó “hemiplejia moral”.

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