Publicidad

La grandeza de Giscard

Compartir esta noticia
SEGUIR
claudio fantini
Introduzca el texto aquí

En 1975 fue uno de los primeros en visualizar con claridad el inicio de una era de crisis globales. Casi medio siglo más tarde, otra crisis global reconfirmó su razón, pero acabó con su vida.

Valery Giscard d’Estaing tenía 94 años, aunque no murió de viejo. Lo mató el COVID-19 en el segundo día del último mes del año de la primera crisis sanitaria global.

El hombre que gobernó Francia desde 1974 a 1981 dejó varias marcas en la historia, empezando por haber sido el presidente más joven al acceder al cargo a los 48 años, récord que mantuvo hasta que Emmanuel Macron llegó al Palacio Eliseo. Sus antecesores en la 5° República, Charles de Gaulle y George Pompidou, así como también sus sucesores Francois Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolás Sarkozy y Francois Hollande, fueron mayores que él. Pero las marcas más relevantes que dejó Giscard d’Estaing son sus reformas y haber visualizado en la “crisis del petróleo” el comienzo de una etapa de la historia.

Desenfocando a quienes piensan que las reformas progresistas sólo pueden provenir de la izquierda, en la gestión presidencial de aquel dirigente liberal de centroderecha, Francia legalizó el divorcio y el aborto, además de llevar la mayoría de edad a los 18 años y crear una secretaría de Estado para asuntos de la mujer, dando un primer paso en la conquista de derechos de género. Esas reformas se convirtieron en banderas del progresismo y fueron replicadas en muchas democracias de Occidente.

El aumento del precio del crudo impulsado por países árabes sacudía el mundo cuando Giscard d’Estaing se convirtió en presidente. Por eso, en 1975, dio el primer paso hacia lo que luego sería el Grupo de 7, la mesa en que las potencias desarrolladas tratarían de encontrar formas conjuntas para evitar, contener o superar las crisis de alcance global.

En 1975 organizó una reunión informal con la participación del primer ministro británico Harold Wilson, el canciller alemán Helmut Schmidt, el premier italiano Aldo Moro y, en representación del presidente norteamericano Gerarld Ford, su secretario de Estado, Henry Kissinger.

Cenaron en un castillo de Rambouillet, realizando de hecho una cumbre multipartita que se repetiría, conformando el espacio al que más tarde se sumarían Canadá y Japón: el G-7.

Giscard d’Esteing no fue el único en entender lo que estaba anunciando la “crisis del petróleo” y, por ende, la necesidad de crear instrumentos para enfrentar sucesivas crisis globales. El entonces secretario del Tesoro norteamericano, George Schultz, ya había organizado reuniones entre ministros de Finanzas de varias potencias. Pero aquel presidente francés, que había sido ministro del general De Gaulle y de Pompidou, aunque se había alejado del conservadurismo gaullista por vislumbrar procesos sociales y económicos que imponían enfoques diferentes para enfrentar circunstancias novedosas, comprendió que el tiempo de las crisis globales imponía superar la mirada de las naciones aisladas que actúan en soledad. Por eso impulsó la integración europea y foros como el que pronto se convertiría en G-7, reproduciéndose luego en el G-20, a la luz de la crisis financiera originada en las hipotecas sub-prime de Estados Unidos.

Se fue sin grandes despedidas. Haber gobernado un solo mandato ensombrece su paso por la historia, aunque dejara su marca en ella.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Claudio Fantinipremium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad