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Falsificando a Lula

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Claudio Fantini
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El caso Lula prueba que la mirada politizada deforma la realidad para adecuarla a la convicción o a la conveniencia propia.

Las izquierdas populistas y las derechas recalcitrantes coinciden en describir un Lula que no se parece al verdadero ni al que describían la intelectualidad izquierdista y el empresariado liberal cuando era el presidente.

Las izquierdas criticaban al Lula presidente y ahora aman al Lula encarcelado, describiéndolo al revés de cómo lo describían al concluir su segunda presidencia. Del mismo modo, los empresarios que elogiaban al Lula presidente (por entonces también elogiado por el FMI y por las potencias de Occidente) ahora aborrecen al Lula encarcelado y lo describen al revés de cómo describían al líder metalúrgico que completaba dos mandatos.

El intelectual de izquierda Atilio Borón calificaba los gobiernos de Lula como "posibilismo conservador" y otro intelectual de izquierda, el politólogo europeo especializado en Chile y en movimientos contestatarios latinoamericanos, Franck Gaudichaud, analizaba sus dos mandatos llegando a la conclusión de que Lula había "renegado de los ideales del PT para poner la estabilidad macroeconómica y los intereses del capital muy por encima".

Por esos mismos gobiernos, el empresariado brasileño y la elite liberal de Occidente lo felicitaban por su pragmatismo, tan exitoso para fortalecer la inversión privada como para generar una vigorosa movilidad social ascendente, que elevó millones de pobres a la clase media. El verdadero Lula no se parece al que están describiendo ahora izquierdas y derechas igualmente ideologizadas. Tampoco se parece al que él mismo está describiendo, en la victimización que le impone la circunstancia.

Izquierdistas, populistas y derechistas recalcitrantes coinciden en describir un Lula radicalizado que nunca existió, pero que quizá empiece a existir ahora, forzado por las circunstancias. Gobernando, Lula fue un Felipe González brasileño, cuyo pragmatismo inteligente lo hizo tener al liberal Antonio Palocci en el Ministerio de Hacienda y al también liberal Henrique Meirelles al frente del Banco Central. Así como "Felipillo" consolidó el capitalismo español al mismo tiempo que generó desarrollo con equilibrio social, Lula sacó de la pobreza a decenas de millones de brasileños, sin perjudicar a la empresa privada ni perseguir a críticos y opositores como hacen siempre los populismos y los liderazgos ideológicos. Se lo puede cuestionar, pero no se puede reinventar lo que ocurrió en la realidad.

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