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El dilema atroz

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claudio fantini
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Se trata de un dilema dramático: salvar vidas o sostener la economía. Esa es la atroz disyuntiva que impone la pandemia a los gobiernos del mundo. A simple vista, la impresión es que la opción por “las vidas” está en el terreno del bien y la otra en el del mal.

La palabra “economía” suena a insensible y fría si se la contrapone a la palabra “vidas”. Pero no es tan fácil. Las dos opciones tienen un precio altísimo. Ninguna es indolora.

A la opción por mantener las economías funcionando la expresó Trump con una frase hecha, pero atinada: “no puede ser peor el remedio que la enfermedad”. Y a la opción contrapuesta la expresó mejor que nadie el presidente paraguayo, Mario Abdo: “la economía siempre se puede recuperar, la vida no”.

Pero no está claro que, como cree Trump, el remedio sería peor que la enfermedad. En rigor el medicamento al que tanto le teme el jefe de la Casa Blanca no es el frenazo económico, sino la sobredosis de keynesianismo que implica disminuir las muertes por coronavirus, sin provocar muertes por hambre o por la angustia de perderlo todo.

La opción por una u otra alternativa no es necesariamente una cuestión ideológica. Andrés Manuel López Obrador es izquierdista y se colocó en la vereda de Trump, igual que el gobernador de Nueva York y el alcalde de la Gran Manzana. Mario Cuomo expresa una estirpe demócrata y Bill De Blasio es del ala partidaria que apoya a Bernie Sanders, pero ambos demoraron más de lo recomendable la aplicación de la cuarentena obligatoria que ya tenían California y otros estados norteamericanos.

El problema del presidente mexicano es que recomendó llenar los bares, los restaurantes y “las fondas”; inquietante señal de que no está entendiendo el escenario vigente.

Todos marchan a tientas. No hay bitácoras ni mapas. La historia no juzgará contradicciones ni contramarchas. Pero si va a juzgar la motivación que tuvieron los gobernantes al elegir una u otra opción.

Cuando Trump minimizó el peligro que representa la pandemia y mientras demoró las medidas más enérgicas ¿pensaba en las personas dañadas por una parálisis económica o en el sector empresarial, al que pertenece, o incluso en sus propias empresas?

Su “negacionismo” frente al cambio climático plantea dudas similares.

Nadie puede responder objetivamente esas preguntas. Tampoco si la posición de Trump es para preservar su ticket más seguro hacia la reelección: el crecimiento económico.

No obstante, en la percepción general a esas preguntas las responde la subjetividad. Y más tarde lo hará la historia.

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