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Correa aún no puede festejar

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CLAUDIO FANTINI
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Dos sorpresas negativas encontró Rafael Correa en las urnas ecuatorianas. La primera es que Yaku Pérez podría disputarle el ballotage a su candidato. Y la segunda sorpresa negativa fue que el socialdemócrata Xavier Herbas superó el 16 por ciento de los votos.

En Bruselas, el ex presidente esperaba brindar, o bien por una victoria en primera vuelta de Andrés Arauz, o bien porque con el 38 por ciento de los votos quedaría listo para vencer en la segunda vuelta a quien se suponía que iba a ser su desafiante: el conservador Guillermo Lasso.

Pero con los resultados que han quedado hasta el momento, Rafael Correa tendrá que esperar para el brindis. Su candidato no sólo no ganó en primera vuelta, sino que sacó entre cuatro y seis puntos menos de los que le auguraban las encuestas. Para colmo, no es seguro que al ballotage Arauz lo dispute con Lasso, sino con el candidato indigenista. Y en ese caso las chances del correísmo se podrían complicar.

Como exponente del conservadurismo tradicional y de las elites empresarial y financiera, el ex banquero Guillermo Lasso es el desafiante que le viene como anillo al dedo al correísmo. Una amplia mayoría en Ecuador se inclina por la izquierda, en sus distintas versiones. El tema es que la grieta que divide al país también divide a la izquierda.

De un lado de esa grieta está el populismo correísta, que es filo-chavista y por ende autoritario. Del otro lado está el indigenismo ecologista que expresa Yaku Pérez, el candidato de Pachakutik, y también Izquierda Democrática (ID), histórico partido socialdemócrata que gobernó entre 1988 y 1992, con Rodrigo Borja en la presidencia, y ahora postuló al empresario progresista Xavier Herbras.

Tanto Pérez como Herbas podrían dar públicamente su apoyo a Guillermo Lasso si el postulante de la derecha pasara a segunda vuelta. Pero para muchos en las bases de Izquierda Democrática sería indigerible votar por el candidato del conservador Partido Social Cristiano, su eterno rival en los tiempos del bipartidismo.

Más difícil aún sería para sectores de las bases indígenas de Pahakutik votar por el exponente de la minoría blanca de ascendencia europea que, además, representa a las elites empresaria y financiera.

En cambio, casi la totalidad de los que votaron por Guillermo Lasso, preferirán votar en el ballotage por el candidato indigenista. Los empujará su visceral anticorreismo y su pánico a que un gobierno del correísta Arauz ponga fin a la dolarización de la economía.

Las urnas ecuatorianas mostraron el domingo que el anticorreísmo se acerca al 70 por ciento del electorado, aunque ninguna de sus fuerzas tiene un núcleo duro de apoyo como el que tiene el espacio que lidera Correa.

La chance de Arauz crece si en el ballotage su desafiante es Lasso, porque una porción significativa del anticorreísmo no votaría al líder conservador que ya perdió dos elecciones presidenciales contra el correísmo.

Pero, fortalecido además por el efecto sorpresa de haber salido segundo contra lo anunciado por las principales encuestadoras, Yaku Pérez y su propuesta de un izquierdismo moderado y dialoguista, que ponga fin a la corrupción y al odio político, podría ser quien finalmente llegue al Palacio de Carondelet.

Compitiendo con Lasso, el candidato de Correa podría seguir la línea dura que ha mantenido hasta ahora. Pero si en la segunda vuelta tuviera que enfrentar al movimiento indigenista, para tener chance tendría que seducir electores de la centroderecha y de la centroizquierda que alcanzó el 16 por ciento. Ergo, el correismo quedaría obligado a moderarse, abandonando su proyecto des-dolarizador.

Correa tuvo que posponer el brindis. Y es posible que en abril finalmente lo deje sin razones para brindar.

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