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La católica Irlanda desoyó a la iglesia

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Claudio Fantini
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En el tedeum del 25 de Mayo, en la catedral de Buenos Aires quedó resonando la voz de monseñor Poli advirtiendo al presidente Mauricio Macri sobre la firme condena de la iglesia católica a la legalización del aborto.

El poder de esa injerencia de la religión en el terreno secular de las leyes, quedaba rebatido, por esas mismas horas, en las urnas de la católica Irlanda.

Mientras el Papa Francisco prepara su visita al país celta, le llega una mala noticia desde Dublin: en un referéndum, los irlandeses acaban de pronunciarse masivamente a favor de la legalización del aborto.

No es un dato más, porque Irlanda es, junto a Polonia y a Italia, el país más católico de Europa y, más aún que los polacos, los irlandeses hacen del catolicismo una señal de identidad nacional. Por eso sus máximos símbolos nacionales son la Cruz Celta y el Trébol de tres hojas, la planta que usaba San Patricio (el evangelizador de la isla) para enseñar la Santísima Trinidad.

El aborto siempre había estado prohibido de hecho en Irlanda, hasta que, en 1983, se aprobó la Octava Enmienda "para proteger la vida de los no nacidos". Aquella reforma constitucional se hizo por referéndum y la sociedad votó masivamente contra la legalidad del aborto. Pero ahora, esa misma nación se pronunció exactamente al revés.

Más del sesenta por ciento de los irlandeses aprobaron la legalidad de abortar. Es un paso más de las posiciones seculares contra los dominios jurídicos donde siempre había imperado la iglesia.

Por la gravitación de la iglesia católica, Irlanda fue el país europeo que más tardó en introducir el divorcio. Finalmente, en 1995 llegó el demorado referéndum en el que la mayoría aprobó el divorcio. Y hace un par de años, otro referéndum aprobó masivamente el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Expresando la secularización de esa sociedad celta y el retroceso de la influencia eclesiástica, al gobierno lo encabeza un homosexual: el primer ministro Leo Varadkar, descendiente de inmigrantes indios de sólo 39 años.

La masiva aprobación del aborto en la católica Irlanda no puede pasar desapercibida en Argentina, donde el tema ha sido incorporado en el debate y donde el Papa argentino ya ha iniciado una fuerte ofensiva para evitar que el aborto sea legalizado. Lo prueba ese sermón del arzobispo de Buenos Aires en el tedeum del 25 de mayo, pronunciado un par de horas antes de que cerraran las urnas en las que los irlandeses dijeron exactamente lo contrario.

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