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Caballo de Troya humanitario

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Guaidó está cantando “jaque”. Maduro queda en una disyuntiva de hierro. Lo que haga frente a la ayuda humanitaria puede tener un alto precio para el régimen que encabeza.

Si le permite ingresar a Venezuela, permitirá al otro presidente concretar su primera acción gubernamental con impacto directo en la población.

Guaidó ya tomó varias decisiones que impactaron sobre el régimen. Por ejemplo, al impedirle mover fondos en otros países. Pero su decisión de permitir lo que Maduro lleva tiempo impidiendo (el ingreso de ayuda humanitaria) beneficia a cientos de miles de personas con urgentes necesidades alimentarias y médicas. En cambio, si el régimen usa el ejército para bloquear el acceso de alimentos y medicamentos, además de agravar la desesperación de los venezolanos, puede convertir al convoy de ayuda humanitaria en el caballo de Troya que abra las puertas a una acción militar externa.

Siguiendo con el mítico artilugio de los guerreros aqueos, que describieron Homero en La Odisea y Virgilio en La Eneida, la ayuda humanitaria sería un perfecto caballo de Troya. Sucede que si el régimen lo ataca, no se verá como un acto de legítima resistencia contra una invasión extranjera, sino como otra acción deleznable contra la posibilidad de alimentar y proveer medicación a la gran cantidad de venezolanos con enfermedades graves o cuadros de malnutrición.

El convoy que se prepara en Cúcuta entraría escoltado por militares venezolanos exiliados en Colombia. Los efectivos que desertaron de las fuerzas leales al régimen chavista, reingresarían a Venezuela fuertemente armados y, ni bien sean atacados por sus compatriotas aún leales a Maduro que se desplieguen para cerrarles el paso, tropas colombianas posiblemente apoyadas por comandos norteamericanos de elite cruzarían de inmediato la frontera para repeler el ataque al convoy humanitario.

Ese combate habilitará una ofensiva multinacional y convertirá a la extensa frontera de Venezuela con Colombia y Brasil, en la pinza geopolítica que se cierre sobre las fuerzas leales al régimen.

Por eso, el sucesor de Chávez se encuentra en una encrucijada desde que el “presidente encargado” anunció su decisión de permitir el establecimiento de corredores de la ayuda humanitaria que el régimen ha saboteado, en otra de sus tantas políticas marcadas por la negligencia y la criminalidad.

Maduro pierde permitiendo el ingreso del convoy, pero podría perder más aún cerrándole el paso, porque atacar la ayuda humanitaria la convertirá en el caballo de Troya. En su interior no entrarán los griegos que abrieron las puertas de la legendaria ciudad amurallada del corazón de Anatolia, sino tropas colombianas que iniciarán la regionalización del conflicto venezolano.

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