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Urgencia sanitaria y desafíos

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CASILDA ECHEVARRÍA
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La urgencia sanitaria está siendo atendida por los distintos países en la medida de las posibilidades y conocimiento. Los desafíos económicos, financieros y laborales se van presentando sin que los marcos normativos se hayan adaptado aún.

Qué pasará con los vencimientos de cualquier índole y con cualquier acreedor ante la baja abrupta de actividad en algunas áreas, quién soporta el peso de la crisis, el deudor o el acreedor sea este público o privado, o ¿se establecen pautas nuevas de compartir los riesgos más que de distribución de los mismos? ¿Una norma general dictada por un gobierno podrá legítimamente modificar las normas contractuales establecidas en el ámbito de la libertad? En términos impositivos, ¿un Estado podrá postergar o exonerar de impuestos sin que se genere una afectación de los servicios o se genere más inflación o mayor déficit?

¿Será que llegó el tiempo de la verdadera solidaridad, la que nace desde quien da y no desde quien extrae y serán organizaciones privadas, que frente a la necesidad darán de sí para proteger a los más afectados?

Son todas incógnitas que serán develadas con el tiempo, cuanto mayor sea el sen-tido patriótico mejor será la solución, pero siempre de- be ser para tiempo determinado, deben ser soluciones para la emergencia, no muletas para que algunos se descansen.

Las experiencias laborales que se den en esta situación excepcional deben servir para tomar ejemplo de las nuevas formas del trabajo y su regulación.

Mucho se ha hablado sobre este tema, pero con la visión de regulación estanco que primó hasta este momento, difícil era, siquiera, hablar de modernización o adaptación de la legislación laboral sin que se oyeran prestamente aquellos para los que todo cambio significa daño, los conservadores mal llamados progresistas, aquellos que más custodian sus lugares de privilegio en las cúpulas del poder sindical que a los que dicen proteger.

En estos períodos de cambio obligado, muchos verán en el trabajo a distancia o en el horario flexible responsable, la posibilidad de estar más en su casa, ahorrando los tiempos de traslado y tantas otras ventajas que para algunos lo serán y para otros no.

Justamente ese es el desafío, tratar de encontrar para cada persona la mejor forma de desempeñar el trabajo, eso hará más felices a los trabajadores, quizás más allá de los ingentes esfuerzos de los departamentos de recursos humanos con las jornadas de integración y divertimento.

Es momento de reflexión, no hay que desperdiciar la experiencia, que aunque surgida de momentos penosos, nos pueden dar enseñanzas útiles para el futuro.

Naturalmente que lo primordial en este momento es el cuidado de la salud y para ello los gobiernos deben concentrar su esfuerzo en minimizar los daños del contagio haciendo un difícil equilibrio con la preservación de la libertad de los habitantes.

La policía sanitaria es cometido del Ministerio de Salud Pública, la normativa impartida por este en casos de epidemias es obligatoria y su violación puede tener implicancias penales. Esta es la prioridad hoy pero no olvidemos que las consecuencias afectarán la vida de la población en muchos aspectos que deben irse pensando.

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