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TISA semillero de oportunidades

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Una nueva oportunidad se presenta, el TISA (Trade in Services Agreement) - Acuerdo sobre Comercio Internacional de Servicios, con la participación de 24 países entre los cuales se encuentran la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá, Chile, China, Israel, Japón, Panamá, Paraguay, Perú y otros. El acuerdo alcanza a una población de 1.600 millones y representa a las dos terceras partes del comercio mundial de servicios.

Una nueva oportunidad se presenta, el TISA (Trade in Services Agreement) - Acuerdo sobre Comercio Internacional de Servicios, con la participación de 24 países entre los cuales se encuentran la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá, Chile, China, Israel, Japón, Panamá, Paraguay, Perú y otros. El acuerdo alcanza a una población de 1.600 millones y representa a las dos terceras partes del comercio mundial de servicios.

Ya perdimos el tren del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y con él probablemente un cúmulo de beneficios de una asociación con un gigante económico. Difícil era pensar que Estados Unidos se beneficiaría al ampliar sus mercados con la población de un pequeño país de poco más de tres millones de habitantes. Más probable era que el comercio de nuestro querido país se viera incrementado en sus posibilidades de ampliar sus fronteras de intercambio con más de trescientos millones de personas.

La oportunidad pasó sin que la aprovecháramos, lo que se perdió se perdió, quizás pasó un poco inadvertido por el gran impulso económico externo de la última década.

Múltiples son los fracasos de las economías cerradas, no tenemos más que mirar a varios países de América Latina, que han condenado a sus habitantes al deterioro de sus estándares de vida bajo el triste, falso y arrogante camino hacia la ansiada igualdad, que solo conduce a élites muy afortunadas, coronadas de poder y riqueza, sobre pueblos oprimidos con escasa educación y obnubilados por la obediencia incondicional.

Un país que progresa es aquel que no teme abrir sus fronteras y competir. Hacerlo en lo que es eficiente y tener el valor de reconvertir aquellos rubros en los que no alcanza niveles adecuados de calidad y precio.

Las opiniones se dividen en pro y en contra de incorporarse al TISA, lo más razonable parece ser integrarse a las negociaciones y tratar de influir con esfuerzo y firmeza en las reuniones, teniendo un destacado rol negociador defendiendo los intereses de los uruguayos y estableciendo los ámbitos de aplicación y de exclusión.

No es razonable eliminar a priori, sin analizar, sin discutir, sin profundizar un acuerdo que puede darnos ventajas de ofrecer a los demás países miembros, nuestros servicios en transporte, call centers, back office, servicios profesionales a distancia o de traslado temporal y de software, por nombrar solo algunos. Ya la creatividad de los uruguayos encontrará nichos de mercado en los cuales ofrecer sus servicios sin trabas arancelarias que los limiten y sin que ello implique, en lo más mínimo, una pérdida de soberanía para el país.

Si el proceso hasta el momento fue el mejor, si se puso la información al alcance del público, eso no es relevante para frenar un acuerdo positivo para el país, podría ser un debate separado que contribuya a que las negociaciones internacionales tengan uno u otro perfil.

Pensemos en el país, dejemos que los gobiernos gobiernen y pidamos cuentas de sus actuaciones, pero no frenemos los procesos antes que nazcan, pensemos en grande, no se trata de obtener réditos para grupos concretos sino de definir senderos de progreso para los ciudadanos del futuro.

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Casilda Echevarría

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