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Un País Mágico

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Casilda Echevarría
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Un País Mágico, que solo existe en el recuerdo, gozaba de gran prestigio en Europa y Estados Unidos en relación a su cultura, educación pública y espíritu de trabajo, todo lo cual constituía un orgullo para la población toda.

El tiempo pasó y el decaimiento de valores cundió entre los habitantes del Mágico País: la chabacanería, el desprecio por la formación y la tolerancia y el apoyo estatal al dolce far niente lo transformaron en una sociedad violenta en la que la desazón, el pesimismo, el deseo de hacer lo menos y ganar lo más, lo retiraron de los rankings mundiales de países de primera línea. Mantuvo cierta visibilidad internacional por la legalización de la marihuana, que lejos de bajar el narcotráfico ha aumentado, y por la despenalización del aborto, que quiebra la sociedad y en nada ha mejorado el gran problema del embarazo adolescente.

La lucha de clases afecta fuertemente las relaciones laborales impidiendo un sano desarrollo de las empresas nacionales y desalienta la instalación de nuevas empresas nacionales o extranjeras.

Con el odio y la envidia de fundamento, las leyes de presupuesto, fiscales y las que afectan el área de corte financiero, solo tienen la mira en "quitarle a aquellos que tienen" en vez de liberar a la actividad privada del cepo impositivo, permitiendo que se desarrollen y generen nuevos puestos de trabajo. Es que en este nuevo país se prefiere que se fundan las empresas antes que pensar que los empresarios pudieran mejorar su rentabilidad.

Ay, Ay Ay, si en vez de tratar de hundir a otros tratáramos de vivir todos, cuánto más fácil sería. Si le preguntáramos a quienes están sin trabajo qué prefieren, si ser empleados de una empresa sana o que se fundan los empresarios, probablemente eligieran la primera opción, pero es que poco importa lo que piensan los más necesitados, ellos no integran ningún grupo de presión con voz en la prensa, y quienes se la usurpan solo piensan en su propio interés, en mantener el poder y sus privilegios mal habidos.

En ese pequeño país se ha perdido el apego a los valores al punto de publicar en páginas oficiales reservadas a la cultura, un video en el cual se patea muñecos bebé, claro que ello es lógico pues cultura y educación han desaparecido junto con el buen gusto.

Quienes son elegidos por el pueblo para gobernar, en el acierto o el error, no gobiernan, por el contrario, quienes tienen el poder son los partidos y los sindicatos, la magia del país democráticorepublicano se ha perdido.

Lo peor no es que el sentido republicano, democrático y de cultura del conocimiento y buen gusto se haya perdido, más lamentable es que no hay un impulso desde los políticos para el cambio de mentalidad. Tal parece que lo "políticamente correcto" impuesto por pequeños grupos de presión ha puesto mordaza a aquellos que deberían representarnos.

En este nuevo país, ¿se aceptaría, como en otros casos, una cuota de algunos escaños en el parlamento para la minoría liberal sin representación? Quizás así alguien bregara por el bienestar de los individuos, porque el reparto de la riqueza se produjera en base al trabajo y esfuerzo y se fortaleciera el Estado para impartir justicia, cuidar la seguridad y ofrecer solución a la salud, educación y vivienda de su población y se retirara de todo aquello que por extralimitarse en su competencia solo colabora con la corrosión de la Magia perdida.

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