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De grandezas y pequeñeces

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La enseñanza sigue sin despegar, los conflictos interpersonales entre el gobierno y los gremios se antepone a los intereses de los estudiantes que ven transcurrir el año lectivo, uno más, sin soluciones definitivas a las exigencias modernas del conocimiento.

La enseñanza sigue sin despegar, los conflictos interpersonales entre el gobierno y los gremios se antepone a los intereses de los estudiantes que ven transcurrir el año lectivo, uno más, sin soluciones definitivas a las exigencias modernas del conocimiento.

La educación es y debe ser considerada una prioridad, pues afecta directamente el futuro de los jóvenes y constituye la mejor herramienta para la movilidad social sana, efectiva y duradera. Es un asunto que atañe a toda la sociedad, no es un tema de responsabilidad exclusiva del gobierno de turno, la oposición debe contribuir con ideas y compromiso.

No puede existir una solución duradera de la educación si se habla de un presupuesto obligatorio referido a un porcentaje del PBI sin asignación a objetivos y costos determinados según las metas. ¿Qué sentido tiene determinar un presupuesto asociado a un porcentaje del PBI sin más?

Tantas veces se ha hablado de los cursos de doble horario, tanto en la escuela como en el liceo en sus dos etapas, y esa debiera ser una prioridad que contribuiría a contener a los estudiantes evitando que caigan en los vicios del ocio. La actualización de los programas y la inclusión de un idioma extranjero en los mismos, así como incluir el deporte como materia obligatoria, es esencial para evitar problemas sociales. El presupuesto debería hacerse con la base de ideas tales como las descriptas u otras, y transfiriendo recursos de otras áreas sociales cuya afectación ha demostrado no dar los resultados esperados.

La autonomía de la educación para ser tal no debe estar atada a creencias religiosas, ni a la negación de las mismas, sino a la amplitud de criterio y libertad de profesar la que mejor convenza a cada familia. Tampoco debe estar supeditada a los intereses o poder de los gobiernos o sindicatos. La autonomía debe propender a la libertad, no a la dependencia de uno u otro grupo.

Entre discusiones y luchas de egos la deserción continúa y la competitividad de los egresados de ciertos institutos es sensiblemente menor a los de otros, marcando el destino de esos jóvenes en forma negativa, y sea cual sea la explicación que se dé, nadie les devolverá lo que se les ha quitado.

Hagamos un llamado a la grandeza de los líderes de los partidos y también de los líderes sindicales para reorganizar la enseñanza, buscando soluciones sin que se vean perjudicados terceros ajenos al conflicto, en este caso los estudiantes.

Es difícil ver actos de grandeza en el relacionamiento entre los gobiernos y la oposición o entre sindicatos y patronos; en general la confrontación opaca los entendimientos. Los gobiernos son elegidos por los pueblos, y las asociaciones de los trabajadores, si bien son un medio valioso para defender a los mismos de eventuales abusos y una forma ordenada de relacionamiento entre patronos y empleados, no son quienes deben determinar los destinos de la educación, sino contribuir a ella con propuestas académicas orientadas al bien de los alumnos.

Los estudiantes no deberían estar presos de reclamos de terceros, su derecho es a ser formados y a transitar un camino hacia la inclusión social, lo que no lograrán si cada vez tienen menos tiempo de clases y de peor calidad.

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Casilda Echevarría

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