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Democracia o Dictadura

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La Democracia como sistema político es, en teoría, la forma de gobierno por la cual el poder se entrega al grupo que obtuvo las mayorías en elecciones populares con el propósito de representarlas sin desconocer a las minorías.

La Democracia como sistema político es, en teoría, la forma de gobierno por la cual el poder se entrega al grupo que obtuvo las mayorías en elecciones populares con el propósito de representarlas sin desconocer a las minorías.

El simple hecho de haber sido elegidos por el pueblo no autoriza a los gobernantes a saltearse las normas ni a ser arbitrarios ni a aplicar sus ideas fuera de todo lo expuesto a la ciudadanía en el período preelectoral. Actuar afuera de todo límite hace que las democracias se conviertan en lisas dictaduras, más o menos férreas, más o menos duraderas.

La forma en que es elegido un gobierno no basta para darle legitimidad, mucho menos si las sospechas sobre el resultado electoral nunca se disiparon.

En la región, varios gobiernos, escudados en que han sido elegidos de forma democrática, proceden sin ningún apego a las normas, utilizando todos los medios públicos o privados a los que pueden acceder, para mentir y embaucar a la gente. Con un discurso “salvador”, acuden en defensa de las sociedades contra un inventado poder maligno, que podrá ser un acreedor internacional, una potencia extranjera o cualquier otro que permita al más ignorante sentirse defendido.

Asimismo se ha perdido el sentido republicano, de sometimiento a la ley de aquellos que gobiernan, evitando los abusos de estos mediante la intromisión del Poder Ejecutivo en los ámbitos de los otros poderes.

El contrapeso entre los distintos poderes del Estado es la forma de defender los derechos humanos y la libertad de los ciudadanos, no el capricho del dictador, a unos sí a otros no corresponde el castigo o la redención solo por estar cerca o lejos de, vaya a saber, qué personaje siniestro.

La reciente detención del alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, acusado de conspiración por el gobierno de Maduro, sin la intervención de la justicia, debió haber levantado una ola de repudio en los gobiernos, en particular adentro del Mercosur y lamentablemente eso no ocurrió.

La educación en democracia y en sentido republicano, sí es una obligación del Estado que deriva de disposiciones de la Carta Magna. No deberíamos permanecer pasivos al ver abusos como el mencionado y otros que vemos a diario en las noticias sin levantar una voz de alerta.

A muchos uruguayos nos violentó la presencia del vicepresidente argentino Amado Boudou, sin embargo tuvo su lugar como representante de un Estado extranjero, múltiples veces procesado pues aún no ha sido condenado, aunque seguramente enviado por la presidenta como una afrenta directa al Uruguay y al futuro presidente en particular. El decaimiento y desuso de las normas, sean estas éticas o políticas se va concretando en una especie de tobogán poco empinado en el que se pierde la perspectiva de cambio y no se advierte el mismo hasta que ya es muy difícil volver atrás. Entramos en una nueva era presidencial y el recientemente asumido Presidente ha destacado con énfasis dentro de la Constitución y la ley todo, fuera de ellas, nada.

Queda en manos del parlamento dictar las normas en el marco de la Constitución y a los jueces aplicarlas con agudeza. Esperamos éxito del nuevo gobierno y colaboración de quienes no lo integran en pos de un mejor país.

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Casilda Echevarría

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