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El dóberman

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Barack Obama quiere modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba. No es una prioridad, así que no le dedicará demasiado esfuerzo, pero algo intentará hacer. ¿Qué se propone? Tal vez inaugurar un periodo de “benigna negligencia”. Ignorar lo que sucede en Cuba, y cancelar toda muestra de hostilidad anticastrista. Al fin y al cabo, Obama ni había nacido cuando comenzó este disparate.

Barack Obama quiere modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba. No es una prioridad, así que no le dedicará demasiado esfuerzo, pero algo intentará hacer. ¿Qué se propone? Tal vez inaugurar un periodo de “benigna negligencia”. Ignorar lo que sucede en Cuba, y cancelar toda muestra de hostilidad anticastrista. Al fin y al cabo, Obama ni había nacido cuando comenzó este disparate.

¿Persistirá Obama en el empeño? Probablemente descubrirá que no vale la pena. Los atropellos ocurren muy cerca de Estados Unidos para poder mirar en otra dirección. Antes lo intentaron Gerald Ford, Jimmy Carter y Bill Clinton, pero sin éxito. La conducta de la dictadura siempre acaba por impedirlo. La Habana no puede evitarlo. Es como los dóberman. Morder está en su naturaleza.

¿Cuáles son las medidas de gobierno que Obama quiere eliminar o modificar?

La política norteamericana hacia Cuba tiene tres pilares desde hace medio siglo: propaganda anticastrista, restricciones económicas (el embargo) y aislamiento diplomático. A partir de Lyndon B. Johnson la intención ya no era matar al dóberman, sino sujetarlo y ponerle un bozal. Pero la URSS desapareció y el comunismo se desacreditó como forma de gobierno, aunque Cuba, Corea del Norte y otros enclaves se mantuvieron aferrados al error.

Desde la perspectiva cubana, la visión era otra. Para Raúl, la reliquia no era su régimen arcaico, sino la política norteamericana . Quienes tenían que cambiar eran los norteamericanos, no ellos. Sólo que, para lograr modificar la conducta de Washington, era indispensable aparentar que el régimen se transformaba.

¿Cómo lo hicieron? Raúl Castro anunció una serie de reformas que daban la falsa sensación de que la Isla se movía en dirección de la libertad. No era cierto. Raúl no quiere cambiar nada fundamental. Sólo trata de modificar el modo de producción para hacerlo menos irracional. Es el mismo dóberman con distinto collar.

Más grave aún, mientras Raúl ensaya su expresión más inocente de reformista, sin dejar de apalear y encarcelar a la oposición, vende y exporta su modelo represivo a países como Venezuela, Bolivia, y (en menor grado) Ecuador. La tutoría dictatorial para mantenerse en el poder indefinidamente es la única mercancía que le queda en sus tristes anaqueles al socialismo real cubano.

¿Logrará esta vez la dictadura cubana desarmar a Washington sin hacer concesiones? No lo creo.

Los tres senadores cubano americanos están de acuerdo en mantener las sanciones mientras la dictadura no respete los derechos humanos. Los cuatro congresistas de esa etnia coinciden.

Es difícil saltarse a un caucus bipartidista dotado de ese peso específico. Obama tirará la toalla.

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Carlos Alberto Montaner

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