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Una oportunidad para la oposición

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Antonio Mercader
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En los 13 años que lleva gobernando nunca estuvo tan mal el Frente Amplio. Las encuestas lo dan por debajo del Partido Nacional mientras Tabaré Vázquez bate el récord de impopularidad de un presidente frentista.

Esos datos, en vísperas del año electoral, indican que la oposición —y en particular los blancos— tienen una gran oportunidad para desalojar a la izquierda del gobierno.

Que sepan aprovecharla es la clave de la cuestión. Hay que capitalizar la decadencia del partido gobernante sumando puntos para la oposición. Con un 40% de indecisos, porcentaje sin precedentes en nuestro país, sobra campo fértil para captar voluntades. Aunque no hay recetas milagrosas para ganar elecciones, es claro que de aquí en adelante convendría tener una mayor presencia en los medios. Es que no todos saben, por ejemplo, que Luis Lacalle Pou fue el primer parlamentario en denunciar la catastrófica situación de Ancap, algo que fue desoído al principio pero que finalmente determinó la creación de la comisión investigadora.

Este es un buen momento para expresar con contundencia que, entre otras cosas, los uruguayos no pueden seguir viviendo en medio de la actual inseguridad. Hay que incriminar al gobierno por su pésima gestión ante la delincuencia. Quizás haya que hacerlo proponiendo alternativas, un nuevo sistema policial que meta miedo en el cuerpo de los delincuentes con la idea de que todo delito será investigado y penado bajo un lema: el que la hace la paga. Es decir, terminar con la sensación de impunidad que los gobiernos de izquierda, con sus ingenuas concepciones, le transmitieron al hampa.

Algo similar correspondería hacer en otros rubros como la economía y la educación. Hay que difundir con mayor profundidad la política económica a ejecutar por el Partido Nacional así como darles más visibilidad a quienes serían los encargados de aplicarla. Lo mismo debería hacerse con la educación, en particular con la situación de Secundaria cuyo fracaso rompe los ojos y condiciona el futuro del país.

Otro capítulo importante es Montevideo, cuna y bastión del Frente Amplio. Previo a las últimas elecciones municipales, se organizó el Partido de la Concertación que permitió a candidatos opositores ganar en algunos municipios relevantes. Es hora de definir si esa idea se conservará o si se volverá al antiguo régimen con campañas independientes de cada partido. En cualquier caso mejorar la votación en la capital es indispensable.

El año próximo la ciudadanía votará a quienes demuestren capacidad de arremeter contra los delincuentes, pilotear la economía con mano firme y plantar cara a los desbordes sindicales. La oposición tiene esa clase de gente. Lo que hay que impedir es que triunfe otra vez la inercia del voto frentista, el temor al cambio y la fuerza de la maquinaria del gobierno con su nutrido coro clientelista.

Nadie dice que hacer todo eso desde la oposición sea una tarea fácil, pero como nunca antes las encuestas revelan que el Frente Amplio está expuesto a la derrota, por lo que este es el momento de seguir avanzando.

Son muchos lo que no soportan la idea de un cuarto gobierno frenteamplista. Lo reflejan las encuestas y el malhumor de la gente con un gobierno que no da pie con bola.

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