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La dignidad de la Presidencia

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Antonio Mercader
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Uno fue presidente de la República, el otro aún lo es, y por tanto ambos están obligados a cuidar el prestigio de la investidura que asumieron.

En el caso de José Mujica, el fallo judicial por el aval de Pluna lo deja mal parado porque todo el Uruguay sabe que él fue quien manejó todo. En el caso de Tabaré Vázquez, el tono politiquero y "camisetero" que usó para dirigirse a los miembros de un comité de base es una vergüenza. La institución presidencial perdió puntos con los dos en la misma semana.

Vergüenza es la palabra para definir ambas actitudes coincidentes en el tiempo. Mujica lleva años dando vueltas en torno al tema Pluna admitiendo solo a medias su responsabilidad ("la chamboneamos"). Cualquiera sabe que la orden de extender el aval a una ignota empresa española partió de Mujica y que Calloia no hizo más que cumplirla. Calloia pudo negarse y renunciar, pero demasiados años y apego al sillón del BROU se lo impidieron. Hubo arrogancia en su decisión, esa idea de soy una estrella en ascenso y de acá no me mueve nadie.

La condición presidencial lo salvó a Mujica en su momento de responder por aquel remate que él pronosticó con acierto que duraría apenas unos minutos. Un hombre de paja con el nombre cambiado, chapucerías de ministros que quisieron disimular el papelón ("hasta Pelé se cambió el nombre" llegó a decir uno), y una historia que terminó mal (pese a que Astori en tono profético había proclamado en referencia a Pluna que "lo que empieza bien termina bien"). Pluna, la catástrofe que hoy pagamos todos.

Vayamos ahora a lo de Vázquez. Está claro que el presidente no hizo un show para los medios y que lo sorprendió la difusión de ese video captado desde un celular. Pero aun así ese video íntimo tiene el valor de mostrar al otro Vázquez, el que parece no entender que es presidente de todos los uruguayos y que no puede hablarle a la mitad del país como si sólo allí estuvieran los suyos.

Con ese tono entre meloso y camorrero, más propio de un barrabrava de Progreso que el de un Presidente de la República, pronosticó otro triunfo del Frente Amplio para octubre de 2019 utilizando una vez más unos versos de Santiago Chalar, el genial cantautor y militante colorado al que muy poco le hubiera gustado que se usaran sus palabras para beneficiar a la izquierda. Pero Vázquez no puede con su genio y por tanto no logró evitar que ante un grupo de buenas señoras le saltara su frase emblemática: "Festejen uruguayos, etc.".

Tanto Vázquez como Mujica parecen no haber entendido todavía lo que representan para el país y que va más allá del carácter democrático que deben imprimir a sus actos. Se trata de ser republicanos en el más amplio sentido de la palabra. En tal sentido, un gesto apreciable de Mujica en estos días hubiera sido reconocer su participación directa en todo el episodio. Y cuánto mejor habría sido que Vázquez hubiera dirigido un mensaje que alcanzara a todos los uruguayos, frentistas o no, componentes de esta República. Más digno para la Presidencia.

Pero es inútil esperar algo así. Mujica seguirá abusando de su popularidad mientras le dure, en tanto Vázquez seguirá pregonando la llegada del cuarto gobierno frentista, calamidad que nuestro país no se merece.

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