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El comienzo del año más político

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El 2014 que comienza será un año político por excelencia con las elecciones internas de junio y las elecciones nacionales con primera vuelta en octubre y una eventual segunda vuelta en noviembre. Será año de campañas, de propaganda ruidosa y debates (aunque algún candidato reniegue de ellos), en donde los uruguayos deberán hacer honor a su condición de ser en América Latina —según el Latinobarómetro— quienes adhieren con mayor convicción al sistema democrático.

El 2014 que comienza será un año político por excelencia con las elecciones internas de junio y las elecciones nacionales con primera vuelta en octubre y una eventual segunda vuelta en noviembre. Será año de campañas, de propaganda ruidosa y debates (aunque algún candidato reniegue de ellos), en donde los uruguayos deberán hacer honor a su condición de ser en América Latina —según el Latinobarómetro— quienes adhieren con mayor convicción al sistema democrático.

Hay novedades en este proceso electoral por el lado de los candidatos y de los partidos. Por el de los candidatos está el retorno de Tabaré Vázquez quien busca alcanzar una segunda presidencia remedando así lo que lograron José Batlle y Ordóñez y Julio María Sanguinetti. Al mismo tiempo resalta la irrupción de un candidato joven —al menos para los padrones locales— como Luis Lacalle Pou quien competirá con Jorge Larrañaga en la única elección interna con suspenso, la del Partido Nacional.

Por el lado de los partidos importa el nacimiento del Partido de la Concertación, una alianza de blancos y colorados con vistas a las elecciones de mayo del 2015 para la intendencia de Montevideo. Un partido del que hoy se habla poco, pero que concitará la atención después de las elecciones nacionales cuando haya que elegir las nuevas autoridades departamentales. Lo interesante de esta experiencia es que si resulta puede marcar un futuro camino de acumulación de fuerzas de los partidos tradicionales en el plano nacional.

El desafío para el Frente Amplio es zafar del “más de lo mismo” y dar una imagen de renovación. Le juega en contra la edad y los antecedentes de su candidato que en caso de ganar sería el presidente más viejo en la historia del país. Difícil hablar de renovación —incluido el reclamado e indescifrable “giro a la izquierda”— con un Vázquez que debe defender diez años de gobierno frenteamplista (incluido el desastre de Pluna). Y que tendrá que explicar los fracasos en materia de seguridad y educación entre otros asuntos.

Como siempre, el Partido Nacional vivirá la interna más peleada, aunque los candidatos no pueden olvidar que el fragor de su contienda tiene límites ya que el 1º de junio deberán conjugar esfuerzos con vistas a las elecciones nacionales. Ignorar que en el futuro inmediato serán aliados es la peor amenaza para la suerte de un partido que históricamente pagó muy cara la falta de unidad entre sus diversas fracciones.

En el Partido Colorado el predominio de Pedro Bordaberry constituye un problema pues le vendría bien contar con otra fuerza interna de talla similar a la de Vamos Uruguay, cosa que no ocurre. Su capacidad de reclutar voluntades dependerá exclusivamente de este candidato que contra viento y marea procura por rescatar a su partido del tercer puesto al que lo condenan las encuestas.

Por último, el Partido Independiente tratará de probar otra vez que la tesis de Luis Eduardo González es correcta: que en Uruguay hay lugar para cuatro partidos: blancos, colorados, izquierda y la socialdemocracia que los independientes proponen. El PI volverá a especular con la posibilidad de ganar unas bancas parlamentarias que, aunque pocas, los tornen indispensables para darle gobernabilidad al nuevo presidente.

Así alineados partidos y protagonistas, con la llegada del 2014 se alza el telón de un año más político que cualquier otro.

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Antonio Mercader

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