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La residencia y la llegada de “parroquianos…”

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ANÍBAL DURÁN
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Recuerdo que cuando en el Enjoy de Punta del Este el pasado 4 de enero en el marco de una Expo Real Estate, la prensa comenzó a manejar la idea de que el presidente electo en ese entonces, Lacalle Pou, aspiraba a que miles de argentinos vinieran a instalarse a nuestro país.

Ha recobrado fuerza por estas horasla llegada de argentinos no solamente a invertir a nuestro país, sino también a residir aquí.

Indudablemente, el río está sonando...

Y como hemos dicho, bienvenidos los argentinos que quieren morar aquí, es beneficioso desde todo punto de vista y si además invierten, mejor.

Desde el sector de la construcción y específicamente la promoción privada (los que invierten sobre todo en vivienda), se están necesitando más que promotores (les decíamos “cantineros”), “parroquianos”, es decir, compradores.

Esa es una aspiración que surge de observar la realidad ante un país chico como el nuestro. Los promotores compatriotas siguen vigentes, muchos en actividad, otros agazapados esperando el momento de lanzar su proyecto (todos ayudados también por los logros que hemos obtenido recientemente).

Y además no nos cansamos de reiterar, en el caso de que la inversión se concrete pero que el inversor no viva aquí, que es la mejor exportación que existe: no solamente porque al comprar existe un anclaje en nuestro país, sino además porque dicho bien generará el pago de tributos nacionales y departamentales, el inversor atrae sus vínculos, sus afectos, cadena virtuosa al fin y al cabo.

Y ya que estamos en tema y ocupándonos de la residencia es bueno refrescar la memoria.

Respecto a las inversiones fuera de frontera, cabe destacar que Uruguay no grava las rentas y el capital que individuos residentes en nuestro país, posean en otra parte del mundo.

Si como excepción eso sucede, la alícuota es menor a la que aplica la norma argentina, lo que se comenta solo.

Yendo estrictamente a la residencia, debemos distinguir: la residencia legal migratoria o civil, es una calidad necesaria para permanecer y desarrollar actividades en nuestro país de acuerdo a nuestras normas y de allí la necesidad de realizar un trámite, dependiendo el tiempo que quiera permanecer. Está la residencia temporaria o permanente, trámite que se debe realizar ante la Dirección Nacional de Migración (DNM), debiendo acreditarse medios de vida, falta de antecedentes penales en su país de origen, además de acreditar el estado de salud.

Si la residencia fuera permanente las gestiones son las mismas, hay una excepción para aquellos ciudadanos que son provenientes de algún país del Mercosur pues el trámite es más simple y se inicia ante la Cancillería o ante los consulados de Uruguay en el exterior.

La residencia fiscal determina que se pongan en ejecución ciertos efectos en el plano fiscal, de los cuales hay dos a destacar. Por un lado el individuo tributará por sus rentas el IRPF que grava las rentas de quienes residen en nuestro país y por otro, respecto a los tratados firmados por Uruguay con otros países para evitar la doble imposición, la persona sea considerada residente uruguayo, lo que puede significar un régimen tributario más benigno.

Formalmente la norma considera que la persona física reside en Uruguay cuando permanece más de 183 días en el año civil. Se toman en cuenta ausencias esporádicas que no deben superar los 30 días.

Desde el punto de vista sustancial, una persona es residente fiscal si tiene en nuestro país el centro de sus actividades o de sus intereses económicos o vitales. Si residen en Uruguay la cónyuge e hijos que dependen del individuo, se presume que esa persona tiene sus intereses vitales aquí y es considerado residente fiscal. O si en nuestro país la persona obtiene el grueso de sus ingresos, se presume que tiene el centro de sus actividades.

O finalmente se es residente fiscal si realiza una inversión inmobiliaria de más de 15.000.000 millones de UI (algo así como un millón y medio de USA). Creemos que es una cantidad sobreestimada.

Estos pincelazos rápidos, ponen en el centro un tema que será esencial para nosotros.

Sin duda aquí se respira “República” e institucionalidad; lamentablemente no es común denominador en América y eso es un plus invalorable para un inversor.

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