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Preguntas pertinentes

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Anibal Durán
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No pareciera que estamos en un círculo vicioso, donde pasan los lustros (con o sin bonanza) y se reiteran los temas, las discusiones, el inocuo intercambio de ideas?

Es cansino leer titulares de diarios, noticieros y espacios periodísticos que narran la crónica diaria, pero pareciera que no sacude la modorra.

Mire lector, se está yendo del país la flor y nata de nuestros muchachos. No por clase social alta o media alta… no frivolicemos. Sí por preparación, por talento, por deseos de emprender.

Chicos y chicas de veinte pocos años se lanzan a la aventura, léase Nueva Zelandia, Australia, algún país de Europa, Estados Unidos, y manifiestan que quedarse aquí en su país… es ir muriendo de a poco. Como me dijo uno de estos jóvenes hace pocos días: "aquí no pasa nada".

Las estadísticas dicen que se está yendo más gente de la que ingresa, ha pasado en 2013 hasta el presente y seguramente muchas de esas personas, son esos jóvenes que no sienten futuro en su patria.

En lo personal me da dolor ver dicho panorama, porque uno ya doblando el codo de la vida y con mucha descendencia atrás, no pareciera justo legarles un país que no tiene ninguna posibilidad en el corto y mediano plazo de salir de esta mediocridad.

Los políticos que deben saber tan bien como yo que la muchachada se va, ¿no deberían formularse las preguntas correctas?

¿Cómo motivar a la juventud para que encuentre un halo de esperanza y no resigne su vida a un empleo público, signado muchas veces por el descontento y la apatía?

Hay que romper el cerrojo del statu quo y abrir la puerta a nuevas visiones, propiciando acciones que se cimentan en nuestros valores más elevados y nuestras motivaciones.

En nuestro país tenemos un diálogo pesimista, donde echamos culpas sin más trámite y seguimos con nuestra vida con una dinámica que en sectores de la población, languidece.

Miramos los países que avanzan sin siquiera ilusionarnos con parecernos algún día a ellos.

¿Por qué la gente que vuelve de países así, dicen… "ahí todo funciona"? ¿Por qué, por qué y mil veces, por qué?

Desde la puntualidad que se tiene en el ADN incorporada, pasando por la limpieza de una calle o terminando por la gentil atención que se hace por un trámite. Todo funciona. Hasta el ómnibus o el tranvía que tiene que pasar a una hora, cumple con dicho requisito.

Los anglosajones no empezaron por las computadoras, sino por una acción originaria: el control del espacio y el tiempo. Empezaron por algo sencillo: ser puntuales y ordenados.

El desarrollo es el diseño y la adopción de una serie de valores que modifican nuestra conducta. La responsabilidad, la puntualidad, el orden, la buena disposición a recibir los cambios, están entre ellos.

¿Por qué nunca reformamos el bendito Estado? Ese Estado grosero que carga con su peso a la inversión privada, desalentándola y no provocando el estímulo del emprendedor. ¿No podemos con los funcionarios públicos, que rebatirían la mentada reforma? Pero, ¿y entonces?

¿No podremos confiar la educación a gente idónea que quiera sacudir esta inercia lesiva y errática que nos lleva a los resultados que hoy tenemos? Hacernos la pregunta es responderla. Cansa tanta retórica, tanto mirar para el costado responsabilizando mentes ajenas y no mirarnos en el ombligo.

Se necesita diálogo con el sindicato, también una propuesta convincente, pero, por sobre todo, liderazgo político. Los buenos líderes anticipan el cambio, lo ven venir, leen el ambiente, lo interpretan y actúan en consecuencia. Ayudan a la ciudadanía a comprender esos acontecimientos y explican cómo los mismos impactan a todos. Pintan el futuro y animan a todos a trabajar en pos de esa visión.

Hay que involucrarse con seriedad y honestidad. La gente deberá entender que el camino actual los lleva al despeñadero y siempre estarán pendientes de la generosidad del gobierno de turno, para sobre llevar una vida ajena a la dignidad. Se abusan de las mentes cuyo pensamiento está signado por lo que pasará ese día y no vislumbran más allá de ese norte.

¿Por qué no se hace una inserción internacional en serio? ¿Será porque el radicalismo frenteamplista lo impide?

Si el Presidente, el canciller y el ministro de Economía abogan por abrir la economía, ¿por qué tanto preconcepto y tanta cautela? ¿Temerán que el Pit-Cnt monte en cólera y los términos del diálogo se fragilicen?

Existen muchas maneras de izar las banderas, pero sólo la iza bien el que logra izarla en el corazón.

Hagámonos las preguntas pertinentes; las de fondo, las que remueven el statu quo. Será un primer paso a vislumbrar una exitosa salida en el horizonte.

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