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¿Diálogo y cacerolas?

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ANÍBAL DURÁN
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Da la sensación de que la población mundial, por más tecnología y avances de todo tipo que se experimentan y plasman, no será nunca totalmente inmune y el presente nos mueve los cimientos.

Sin duda la Organización Mundial de la Salud (OMS), deberá revisar sus políticas y procedimientos de vigilancia epidemiológica del mundo, algo no fácil de hacer pues sus decisiones dependen de los intereses de los gobiernos que representan a los países en su seno.

Una policía sanitaria global sería una solución factible y necesaria, que no debería tener escollos mezquinos.

Viajar en avión deberá ajustarse a la realidad de las enfermedades infecciosas que circulan de un país a otro. El control de pasajeros con fiebre se volverá una práctica común. Viajar con fiebre ya no será una opción para todo el mundo, solo en casos verdaderamente justificables, que den mérito a dicho viaje.

Se acabarán los cruceros multitudinarios.

Algoritmos que procesen grandes cantidades de datos y con capacidad de aprendizaje profundo, podrían designar a ciertos viajeros como de alto riesgo y asignarlos a una lista de no flight. Ya lo están haciendo en China, combinando drones que toman la temperatura de las personas y apps que indican si son de bajo, medio o alto riesgo. Si la app determina que la persona es de alto riesgo, se le prohíbe el acceso a la red de transporte público.

Los militantes contra las vacunas conocidos como antivaxx, serán considerados como enemigos de la sanidad pública global. Muchos laboratorios en el mundo trabajan en la formulación y prueba contra el Covid-19. Si la vacuna es exitosa y ayuda a detener la pandemia, los antivaxx se verán en problemas para difundir sus argumentos contra las inmunizaciones.

Es cierto que cada pandemia es una oportunidad de negocios para las empresas farmacéuticas y de biotecnología. Las pandemias y enfermedades endémicas crean mercados públicos que incentivan el desarrollo de medicamentos y vacunas, pues la cobertura la garantizan los gobiernos. Sin embargo la presión de los gobiernos, los enfermos y los activistas sociales ha logrado en el pasado que las empresas farmacéuticas acepten bajar los precios de sus medicamentos e incluso que acepten, a regañadientes, que versiones genéricas de sus productos sean fabricadas en países como la India

La pandemia nos está diciendo de forma brutal que la salud es un asunto colectivo, que la salud de una persona depende del comportamiento de otros. La experiencia de cuarentena colectiva que se está viviendo en España, Italia, Argentina, por ejemplo y que se podrá extender seguramente, marcará un antes y un después de COVID-19.

La salud no es un asunto individual, sin perjuicio de que la gente debe cuidarse, comer sano, hacer ejercicio, no fumar, etc.

Las redes sociales han mostrado además de su utilidad, sus grandes miserias. Detrás de los buenos propósitos que tienen para informar medidas veraces que toman los gobiernos y noticias de fuentes confiables, son también instrumentos de difusión de rumores sin fundamento, lugares donde se vitupera sin ningún asidero, trayendo confusión y enconos innecesarios.

El Presidente sopesa muy bien las cosas. El punto de equilibrio que debe tener un gobierno, con gente que tira para un lado y para otro. Pero acotó, ante los requerimientos de cuarentena, lunes pasado, qué sucedería con un señor que se gana la vida día a día llevando un magro jornal para su casa y se desacatara ante el requerimiento policial. ¿Es pasible llevarlo preso?

La caceroleada poco exitosa realizada, donde el Pit-Cnt llevó la batuta, es una ideologización absoluta del problema. Política menor, nimia, antipatriota, pueden más sus anhelos “seudozurdos” que gritar a los cuatro vientos que tenemos un gobierno bien plantado en la cancha.

¿Por qué no hicieron caceroleos por las inversiones de ruina de Ancap, Pluna, Alas U, Envidrio, préstamos del Fondes, CND, BROU, la falacia del señor de la derecha…, la regasificadora de la mentira, los negocios espurios con Venezuela…? ¿Por qué no hacen caceroleos con el problema del empleo que heredamos y el impresentable déficit fiscal? Y la lista seguiría…

Y todavía la central sindical se da el lujo de homenajear al Dr. Vázquez Rosas, cuando además nos dejó inermes ante un virus que teníamos en puerta.

Y encima exigen diálogo, cuando saben que el gobierno está trabajando para seguir dando respuestas a los más humildes.

En castellano antiguo: “déjense de joder”, o como dicen los españoles “a tomar por culo” y por una vez, desideologicen su mirada cortoplacista.

“El problema de nuestra época, consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes” dijo Churchill y bien vigente está.

Lacalle gobierna y quiere ser útil; si es y será importante, lo juzgará la ciudadanía y la historia en su momento.

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