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Los refugiados sirios

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Hay un gran debate en muchos países latinoamericanos sobre si aceptar a algunos de los refugiados sirios que están inundando Europa en una de las peores crisis migratorias del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hay una solución creativa que pocos están contemplando, y que podría permitir a Latinoamérica ayudar a mitigar esta crisis humanitaria.

Hay un gran debate en muchos países latinoamericanos sobre si aceptar a algunos de los refugiados sirios que están inundando Europa en una de las peores crisis migratorias del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, hay una solución creativa que pocos están contemplando, y que podría permitir a Latinoamérica ayudar a mitigar esta crisis humanitaria.

Antes de examinar qué podría hacer América Latina, cabe señalar que en lo que va del año alrededor de 366.000 sirios han entrado en Europa huyendo de la guerra civil de su país. Para finales del próximo año, ese número llegará a más de 850.000, según proyecciones de las Naciones Unidas.

Los países europeos es-tán abrumados por la avalancha de refugiados. Alemania -por mucho el país europeo más generoso en esta ocasión- ha ofrecido aceptar unos 500.000 sirios. Pero otras naciones como Hungría están exigiendo erigir un muro para evitar que más inmigrantes sirios puedan llegar a Europa.

La semana pasada, el gobierno de Obama anunció que planea aceptar 10.000 refugiados sirios. Y en América Latina, donde varios países tienen comunidades sirias, los presidentes de Brasil, Argentina, Venezuela, Paraguay, México, Uruguay y Chile han dicho que van a ofrecer visas a refugiados sirios.

Pero las ofertas de asilo de los países latinoamericanos son en gran medida simbólicas, porque la mayoría de ellos aceptarán en el mejor de los casos algunos cientos de familias. Las economías de América Latina están en problemas, y no hay dinero para programas ambiciosos de refugiados.

El año pasado, el expresidente uruguayo José Mujica acaparó titulares cuando le dio asilo a 42 refugiados sirios, y les dio la bienvenida personalmente en el aeropuerto. Pero el experimento no terminó bien.
Cinco de las familias sirias que se establecieron en Uruguay el año pasado acamparon la semana pasada frente al palacio presidencial de Uruguay para pedirle al presidente Tabaré Vázquez ayuda para salir del país, diciendo que no pueden vivir con la ayuda que reciben del gobierno. Algunos dijeron a la prensa que quieren volver a los campos de refugiados en Líbano donde vivían antes de trasladarse a Uruguay.
Durante mi visita a Chile la semana pasada, escuché a varios críticos del gobierno preguntar: “¿Por qué los países petroleros árabes como Arabia Saudita o Qatar, que están llenos de dinero, no toman a refugiados sirios?”.
En efecto, según un reporte de CNN, Arabia Saudita, Kuwait y Qatar no han recibido ningún inmigrante de esta última ola de refugiados sirios. Mientras que Turquía ha recibido 1,9 millones de sirios y Líbano 1,1 millones, la cifra de refugiados aceptados por los países del Golfo Pérsico como Arabia Saudita, Kuwait y Qatar fue 0, según el informe.

Arabia Saudita afirma haber recibido 500.000 sirios en los últimos cuatro años, pero los grupos de derechos humanos dicen que solo se les ha permitido entrar co-mo trabajadores temporales, sin el status de refugiados. Arabia Saudita también ha ofrecido construir 200 mezquitas en Alemania para los refugiados sirios que están llegando allí, según el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Los expertos sobre el Medio Oriente dicen que la mayoría de los países del Golfo Pérsico no están aceptando refugiados sirios porque tiene poblaciones nativas que son ya más pequeñas que la de sus trabajadores temporarios extranjeros, y las familias gobernantes temen perder el control político si aceptan residentes permanentes en condición de refugiados.

Mi opinión: Arabia Saudita se caracteriza por ser el reino de la hipocresía. A pesar de su enorme riqueza, y de que tiene 100.000 tiendas de campaña con aire acondicionado en Mina para albergar a 3 millones de personas que solo las utilizan cinco días por año para la peregrinación anual a La Meca, los sauditas no están aceptando a ningún nuevo refugiado sirio.

Al mismo tiempo, Arabia Saudita ofrece construir mezquitas en Alemania, donde exporta clérigos islámicos radicales que difunden el odio hacia Occidente, para mantenerlos lejos de casa y evitar que se conviertan en una amenaza para el reinado.

Y lo mismo podría decirse de Qatar, que gasta una fortuna en patrocinios para el club de fútbol Barcelona de España y otras instituciones mundiales en su afán de mostrarse como un país pujante y generoso, mientras le niega asilo a los refugiados de su propio vecindario. Una verdadera vergüenza.

De manera que aquí va mi humilde sugerencia: Ya que América Latina está dispuesta a recibir refugiados sirios pero no tiene dinero para hacerlo, y por el otro lado países del Golfo Pérsico no quieren recibir los refugiados pero tienen recursos, entonces los saudíes y otros países del Golfo Pérsico deberían ayudar financieramente a los países latinoamericanos para que estos últimos puedan recibir a más refugiados sirios.

Si Arabia Saudita y sus vecinos del Golfo Pérsico pueden pagar para construir mezquitas en Alemania, podrían también pagar para ayudar a que más refugiados sirios puedan asentarse en Latinoamérica, y de paso empezar a limpiar sus horrorosos historiales en materia de derechos humanos.

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Andrés Oppenheimer

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