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La OEA jugó fuerte

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ANDRÉS OPPENHEIMER
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La resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) contra la dictadura de Venezuela esta semana fue histórica y merece nuestro aplauso, pero no por las razones señaladas en la mayoría de los titulares.

Los títulos de casi todas las noticias sobre la resolución aprobada el martes se centraron en el hecho que convoca a una reunión extraordinaria de cancilleres para votar la posible suspensión de Venezuela de la OEA por sus fraudulentas elecciones del 20 de mayo. La resolución fue aprobada con 19 votos a favor, 11 abstenciones y 4 votos en contra.

Pero lo cierto es que esa parte de la resolución es más simbólica que otra cosa. La OEA requiere 24 votos para suspender a cualquier país miembro, y varios embajadores latinoamericanos me dicen que será imposible obtener la mayoría requerida para suspender a Venezuela en el futuro próximo.

Muchos pequeños países del Caribe aún dependen de los subsidios petroleros venezolanos y no apoyarán ninguna sanción contra el régimen dictatorial del presidente venezolano Nicolás Maduro. Estados Unidos intentó torcerle el brazo a varios países del Caribe angloparlante durante la reunión de la OEA para que cambiaran su voto y no pudo.

Además, Maduro no perderá el sueño si Venezuela es suspendido de la OEA. Cuba ha sido suspendida desde 1962, y su dictadura aún está en el poder.

Sin embargo, la resolución de la OEA contiene otras cláusulas que ayudarán mucho a presionar al régimen de Maduro.

En primer lugar, hace un llamado a los Estados miembros para que adopten “las medidas que se consideren apropiadas a nivel político, económico y financiero para ayudar a la restauración del orden democrático en Venezuela”.

Esto le da cobertura legal a varios gobiernos, como el de Chile, que quieren imponer sanciones financieras contra altos funcionarios que se mueven en el régimen de Maduro, pero enfrentan obstáculos en su legislación nacional para hacerlo.

Igualmente, la resolución de la OEA alentará a los 28 miembros de la Unión Europea a ampliar sus sanciones individuales contra altos funcionarios venezolanos. Mientras que Estados Unidos impuso sanciones financieras y de visados a más de cincuenta funcionarios venezolanos, hasta ahora la Unión Europea solo lo ha hecho con siete de ellos, dicen líderes opositores venezolanos.

La Unión Europea había estado diciendo a los líderes de la oposición venezolana que le resultaba difícil ampliar sus sanciones si los países de América Latina y la misma OEA no tomaban esas medidas primero.

Ahora, la Unión Europea podría ampliar su lista de funcionarios sancionados a casi veinte en las próximas semanas, según fuentes diplomáticas.

Algunos diplomáticos dicen también que la resolución de la OEA podría influir para que las instituciones financieras internacionales, así como China y Rusia -que permanecen muy cerca de Maduro- den un paso atrás en su cooperación con Venezuela.

En segundo lugar, la resolución de la Organización de Estados Americanos establece que “el proceso electoral” de las elecciones del 20 de mayo, en el que Nicolás Maduro prohibió la participación de los principales partidos y dirigentes de oposición, “carece de legitimidad” y exige un “nuevo proceso electoral”.

Esto, por simple extensión, implica que el propio Maduro es un presidente ilegítimo, un sayo que moverá a muchos países para limitar aún más sus vínculos económicos, diplomáticos e incluso de carácter cultural con Venezuela.

Es cierto que nada de esto por sí solo hará que Maduro caiga. Sin embargo, le da apoyo moral y una gran victoria propagandística a la alicaída oposición venezolana, que se ha visto debilitada por la brutal represión gubernamental que dejó más de 150 muertos el año pasado en las calles y las desastrosas disputas internas.

A pesar de todos sus esfuerzos diplomáticos y las bravatas de su canciller, Maduro no logró matar ni detener la resolución de la OEA. Solo Bolivia, San Vicente y las Granadinas y Dominica dieron el voto a su favor, un apoyo patético en el contexto regional.

“Para nosotros, esta resolución es histórica, porque nos levanta el ánimo”, me dijo el líder opositor exiliado Carlos Vecchio. “Envía un poderoso mensaje a nuestro pueblo, a nuestras fuerzas armadas, a todos, de que teníamos razón, que todo el mundo ve a Nicolás Maduro como un presidente ilegítimo”.

Estoy de acuerdo. Que Venezuela permanezca o sea expulsada de la OEA es un tema secundario. En la guerra más amplia por aislar a la dictadura de Venezuela, Maduro ha perdido un round muy importante.

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