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Cuba en Consejo de la ONU

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ANDRÉS OPPENHEIMER
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Parece una broma, pero es probable que las Naciones Unidas pronto elijan a Cuba, Rusia y Arabia Saudita -tres de los países más represivos del mundo- como miembros de su máximo órgano de derechos humanos.

En efecto, Cuba, Rusia y Arabia Saudita han lanzado oficialmente sus respectivas campañas para ser electos miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y los expertos de la ONU me dicen que hay una buena posibilidad de que estas dictaduras ganen sus escaños.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, del cual son miembros 47 países, investiga los abusos de los derechos humanos en todo el mundo. Sus miembros rotativos son electos por la Asamblea General de la ONU.

No sería la primera vez que el Consejo incluye a algunas de las peores dictaduras del mundo como miembros.

El año pasado, Venezuela fue electa miembro del Consejo. Según la oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la propia ONU, que es un organismo separado del Consejo, el dictador venezolano Nicolás Maduro es responsables de más de 6.800 asesinatos entre principios de 2018 y mediados de 2019.

Cuba, un país que no ha permitido una elección libre en seis décadas, y Arabia Saudita, una monarquía represiva, ya habían sido miembros del Consejo antes. Se vieron obligados a tomar un descanso de un año porque, según las reglas del Consejo, ningún miembro puede servir más de seis años consecutivos.

Hillel Neuer, director del grupo UN Watch, me dijo que tanto Cuba como Arabia Saudita tienen altas posibilidades de ser elegidos este año.

“Nunca han perdido una elección para el Consejo”, me dijo Neuer. Esto se debe a que, según las reglas de la ONU, los bloques regionales en la ONU eligen a tres países candidatos por región, y la Asamblea General generalmente avala esas decisiones.

Entonces, los regímenes autoritarios suelen hacer todo lo posible por ser nominados por sus respectivas regiones y ganar escaños en el Consejo, para poder frenar las investigaciones de la ONU sobre sus propios abusos.

Según Neuer de UN Watch, para derrotar a Cuba, “Washington y sus amigos deben alentar a Costa Rica u otra democracia amiga para que se presente como candidata, y luego Washington debe presionar en todo el mundo para que los países voten por esa democracia”.

El problema es que el presidente Donald Trump ha enajenado a los aliados europeos tradicionales de Estados Unidos, y Estados Unidos ha perdido gran parte de su influencia internacional desde que Trump se retiró del Acuerdo sobre el Cambio Climático de París, y abdicó a gran parte del liderazgo estadounidense en cuestiones de derechos humanos al abrazar a dictadores como el de Corea del Norte, Rusia y Turquía, sin criticar sus abusos contra los derechos humanos.

Aún así, el gobierno de los Estados Unidos debería unirse a otras democracias mundiales para tratar de evitar que nuevos regímenes represivos sean electos miembros del Consejo. Alentemos a Costa Rica, u otra nación democrática que no esté en el Consejo, a presentar su candidatura, para ocupar el asiento que pretende Cuba. De lo contrario, el principal organismo de derechos humanos de la ONU será una entidad aún más ridícula de lo que es ahora.

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