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Contra Almagro

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ANDRÉS OPPENHEIMER
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Durante los últimos cinco años, la Organización de Estados Americanos (OEA), que antes había sido una burocracia irrelevante, ha sido una de las voces más críticas de la dictadura de Venezuela.

Pero ahora, varios países están buscando el reemplazo del actual Secretario General de la organización, Luis Almagro, para bajarle el tono a sus denuncias contra Venezuela y otros regímenes autoritarios.

Dos candidatos opositores, respaldados respectivamente por Perú y dos países del Caribe, cercanos a Venezuela, están haciendo campaña para evitar que Almagro sea reelecto para un nuevo período en las próximas elecciones de la OEA, el 20 de marzo. Serán hechas con voto secreto y se realizarán en la sede de la OEA, en Washington DC.

En días recientes, hablé con los dos candidatos al puesto de Almagro. Si bien son políticamente diferentes, me quedó claro que si alguno de ellos gana, el futuro líder de la OEA sería mucho menos frontal en sus denuncias sobre violaciones a los derechos humanos o fraudes electorales en países como Venezuela, Nicaragua o Bolivia.

La candidata opositora María Fernanda Espinosa ha sido respaldada oficialmente por Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, dos países del Caribe que son miembros del bloque bolivariano ALBA. Espinosa fue ministra de Relaciones Exteriores del expresidente populista de Ecuador, Rafael Correa.

El gobernante venezolano Nicolás Maduro no ha respaldado abiertamente a Espinosa, pero sus críticos dicen que no hay duda de que ella es la candidata de Maduro.

Cuando le pregunté a Espinosa si ella considera a Maduro un dictador, como lo califica Almagro, me cambió de tema. Pero dejó en claro que, de ser elegida, no haría ninguna declaración pública personal sobre el gobernante venezolano.

“El secretario ejecutivo no tiene que ser una persona que emita posiciones personales”, me dijo Espinosa. “El rol del secretario general es un rol de amigable componedor. Es una persona que en este momento necesitaría cicatrizar las grandes heridas que se han abierto innecesariamente, entre países hermanos”.

Traducción: eso equivaldría a acallar las críticas de la OEA contra las dictaduras. Requerir un consenso previo de los 34 países miembros de la OEA para autorizar a su Secretario General a criticar a Venezuela, sería silenciar a la institución. Solo se necesitarían los votos de uno o dos aliados de Venezuela para quebrar cualquier consenso, y censurar toda denuncia.

El segundo candidato opositor, el actual embajador de Perú en Washington, Hugo de Zela, no es amigo de Maduro (me dijo que “es evidente que Maduro es un dictador”). Pero agregó que su candidatura busca generar un diálogo más constructivo entre los miembros de la OEA para resolver el problema venezolano.

“La OEA debería ser un lugar de encuentro, un lugar en el cual se puedan solucionar los problemas, y eso no es lo que ocurre ahora”, me dijo De Zela.

La candidatura para la reelección de Almagro fue presentada oficialmente por Colombia, y es respaldada por Estados Unidos, Brasil, el gobierno entrante de Uruguay y otros países. Almagro parece ser el favorito ahora, pero no está claro si obtendrá los 18 votos necesarios para su reelección.

En lo que parece una señal del apoyo de México a Espinosa, la candidata de los países del ALBA, el director de organizaciones regionales de la cancillería de México, Efraín Guadarrama, tuiteó que la dirección de la OEA “necesita una renovación urgente” y una “secretaria general” que sea mujer.

Una de las principales críticas de Espinosa y De Zela a Almagro es que se ha centrado demasiado en Venezuela, a expensas de otros problemas regionales.

Eso es absurdo, porque Venezuela es la peor crisis humanitaria de América Latina en muchas décadas. Más de 4,7 millones de venezolanos han huido a países vecinos en los últimos cinco años. Millones más de venezolanos podrían irse próximamente a Colombia, Ecuador, Chile, Brasil y otros países. La Fuerza de Acción Especial de la Policía Nacional (FAES) fundada por Maduro, que cuenta con criminales condenados en sus filas y es reconocida por sus uniformes negros y las máscaras con las que se cubren el rostro, producen pánico entre la gente por su historial de asesinatos y desapariciones forzadas.

Si eso no es una crisis regional, ¿qué es? Si la OEA no se concentra en Venezuela, ¿en qué debería enfocarse? ¿En celebrar las fechas patrias de sus países miembros?

Sobre la base a lo que están diciendo los candidatos opositores, si alguno de ellos gana, la OEA volverá a ser lo que fue: un lugar de retiro para diplomáticos al final de su carrera.

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