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¡Paremos la manija!

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ANDRÉS OJEDA
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Ser policía en estos tiempos se ha hecho muy difícil. La seguridad es la principal preocupación de los uruguayos. A ojo de la ciudadanía, tiene la llave para mejorar esa área, la policía.

Esto hace que el policía (y su accionar) se convierta siempre en rehén de la contienda política entre gobierno y oposición de turno.

Esta realidad se intensificó en el marco de la pandemia que ha copado la agenda en este 2020 y muchísimo más en estos últimos días en que los números de casos positivos de Covid-19 vienen creciendo de manera alarmante. El MSP ha sido claro y contundente sobre las graves consecuencias sanitarias que deberemos enfrentar si la población se relaja y no cumple con las medidas de prevención.

En este marco se coordinaron acciones con otros organismos del Estado, en particular con Interior, para fiscalizar y evitar aglomeraciones que pueden dar lugar a grandes brotes de contagio del virus.

En estos días la policía ha tenido que intervenir en numerosas ocasiones por fiestas clandestinas, tanto en lugares privados como públicos, con cientos de personas.

La libertad es un valor fundamental y nadie está en contra de su más libre y pleno ejercicio siempre, pero todos somos capaces de entender el particular momento que se vive hoy, los esfuerzos y sacrificios que la gente viene haciendo para mantener controlado al virus que ha doblegado al mundo entero y ha matado ya a tantas personas. Por eso es clave que el Estado actúe con firmeza para evitar brotes de contagio que tiren por la borda tantos meses de esfuerzo y sacrificio. Es fundamental que el sistema político pueda dar un mensaje único que vaya por encima de las necesidades electorales circunstanciales de los actores y tenga como prioridad el bien de todos, lo que -lamentablemente- hoy no está ocurriendo.

Vale como ejemplo lo ocurrido en Plaza Seregni el pasado domingo. Decenas de vecinos denunciaron que cientos de personas estaban de fiesta en la plaza. La policía fue hasta el lugar y -acorde a procedimiento establecido- leyeron el exhorto por altavoz reiteradas veces sin obtener respuesta alguna, por lo que descendieron de los móviles para conversar con los que allí estaban. La respuesta fueron insultos, amenazas y piedras. Ante la situación planteada se efectuaron disparos al aire con munición de goma y se detuvo a las personas que agredieron a los policías. Se hizo con tanta prolijidad que no hubo un solo herido, salvo algún policía.

Como ocurre siempre que hay procedimientos de esta naturaleza, comenzaron a viralizarse filmaciones parciales, hechas con celulares por parte de los involucrados y este caso no fue la excepción.

Y atrás vinieron las declaraciones de relevantes actores políticos, en su mayoría de la oposición, denunciando abuso policial, brutal represión y otros calificativos rimbombantes.

¡Vaya uno a saber en que se basan para semejante afirmación! Los policías lograron dispersar una aglomeración de más de 200 personas sin dejar como saldo ni un solo lastimado, salvo -paradójicamente- dos policías que sí resultaron lesionados. Es muy peligrosa esta manija gratuita anti policía, no todo vale para pegarle al gobierno, primero hay otras cosas. Parece mentira que los mismos que hace unos meses reclamaban cuarentena obligatoria y cárcel, hoy se horroricen porque el gobierno intenta que la gente no se aglomere.

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