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¿De qué lado estás?

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ANDRÉS OJEDA
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En estos días la agenda pública, casi en su totalidad, gira en torno a la pandemia y es lógico que así sea.

Lo extraño es que -por momentos- siento que nos subimos a la máquina del tiempo y estamos otra vez en marzo-abril del 2020, las discusiones y los protagonistas se reeditan y la historia parece repetirse casi con exactitud, pero a los protagonistas no parece llamarles la atención.

El 2020 fue un año que valió por varios en todos los sentidos, su intensidad, su dramatismo, el vértigo de los hechos, fue un año que nos cambió la vida a todos, sin excepción. Esto debería arrojar, como una consecuencia de tantas, un enorme aprendizaje, sin perjuicio de que la pandemia nos presenta situaciones y problemas nuevos todos los días.

Es por eso que me sorprende que estemos reeditando una discusión zanjada e intentemos que parezca algo totalmente distinto y novedoso. Si miramos titulares de diarios de marzo del 2020 veremos que están gobernados por los insistentes pedidos de cuarentena obligatoria (es decir cárcel para quien salga de su casa) por parte de varios sectores actores políticos relevantes. Básicamente, acusaban al gobierno de irresponsable e indiferente ante las muertes que vendrían si no se tomaba esa medida. Incluso, paradójicamente, si revisamos la prensa de aquel momento, verán que algunos pedían cuarentena general obligatoria hasta el 12 de abril de 2020, misma fecha hasta la que están vigentes las medidas de reducción de la movilidad dispuestas por el gobierno y vigentes hoy.

Ante la situación crítica que vivimos, los dirigentes políticos y los actores sociales relevantes deberían -sin duda- tomar una actitud constructiva, asumir su rol de referentes en la sociedad que integran y cerrar filas todos juntos contra el enemigo común que es el virus y nadie más.

Sin embargo, esta no ha sido la actitud de muchos -lamentablemente-, algunos aprovechan que la sábana es corta y presionan en la dirección opuesta a la que va el gobierno, incluso si eso implica perjudicar a los uruguayos. Como dice el dicho, la sábana es corta, y es necesario priorizar. Si reducimos demasiado la movilidad tendremos aún más uruguayos pasándola realmente mal y si no reducimos la movilidad seguramente no logremos bajar la curva de contagios y tendremos riesgo real de ver colmadas las camas de CTI y los respiradores necesarios para salvarles la vida a uruguayos que están cursando la enfermedad.

Si bien alguna lección fue aprendida y nadie habla ya de cuarentena general obligatoria, lo dicen con otras palabras y la peor parte es que toman al GACH de rehén de cada movida política que hacen para presionar al gobierno. Ese GACH técnico, solvente, indiscutido, que se ha ganado el respeto y la confianza unánime de todos los uruguayos, jamás debería ser utilizado para embestidas políticas. Es una verdadera falacia decir que el gobierno no le hace caso al GACH cuando desde que se creó hasta ahora ha sido el principal faro de acción gubernamental indiscutido.

Estamos en una encrucijada complicada, podemos cerrar filas entre todos contra el virus, la pandemia y sus consecuencias, o podemos estar en la vereda de enfrente tirándole piedras al gobierno para sacar rédito electoral.

Seguramente, el próximo 12 de abril se anuncien nuevas medidas y será momento de que cada uno elija de qué lado está.

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