Publicidad

Prueba de fuego

Compartir esta noticia

Sebastián Da Silva

Desde siempre hemos criticado el hecho que la central sindical y el Frente Amplio no hayan cortado el cordón umbilical. En gobiernos anteriores uno veía como se coordinaban milimétricamente acciones entre estas organizaciones, transformándose una en caja de resonancia de la otra, y viceversa.

La militancia gremial es una cantera de dirigentes políticos, adquieren luchando en sus sindicatos, la formación, y la visibilidad para aspirar a un espacio de poder dentro del Frente. Pero dentro de la izquierda existen dos estructuras fuertes, que priorizan en su estrategia el brazo sindical. El primero, el Partido Comunista, es la quintaesencia de la mirada sobre las circunstancias nacionales desde una perspectiva de lucha de clases, mantiene una organización férrea, con secretarías que colocan como intransferible prioridad la incidencia partidaria dentro de la clase obrera.

La enorme mayoría de los sindicalistas "consagrados" que vemos en la tele y en los actos son comunistas, la enorme mayoría de las directivas de los gremios son comunistas, y la mayoría de los reclamos que hace el Senador Lorier desde su banca en el Senado están hermanados con algún reclamo sindical. Hasta el día de hoy, avanzado un segundo gobierno frentista, no han asumido cabalmente sus obligaciones como miembros del Ejecutivo, y en una especie de reflejo inconsciente reclaman como si en la Plaza Independencia gobernara un extraño.

Aparte del PCU esta la tradición de los socialistas en materia sindical, pero, hay otro conglomerado que últimamente está muy presente. Es el mismísimo MPP. Este grupo ha frenado la mirada monopólica de los comunistas en el Pit Cnt, de a poco han acompañado su crecimiento electoral con la promoción de cuadros con influencia en la conducción del movimiento obrero y hoy tienen un grado de responsabilidad similar.

A ellos se les avecina la prueba de fuego, en esta discusión presupuestal, en donde cada uno tira para su propia chacra corporativa; los integrantes de la fuerza política que el "Pepe construyó" tendrán la indivisible tarea de armonizar las posiciones para que el país no se pare en el segundo semestre. Ya vemos como la enseñanza está amagando con entrar en huelga, el caso de la Dirección de Registros es vergonzoso, tiene trancada toda la viabilización de la inversión nacional y nadie sabe hasta cuándo estaremos en este limbo. Ayer vivimos un paro general y como ha sido tradicional vendrán otros reclamos que como contagiados por la euforia presupuestal, perjudicarán alguna actividad hasta fin de año,

La obligación de que no se pase de castaño oscuro está en la doble condición de los cuadros cien por ciento mujiquistas. De ellos dependerá que las señales que se den al exterior sean las correctas, la de un país que en el medio de una crisis europea de deuda pública causada por años de déficits permanentes, presente cuentas públicas equilibradas con recursos genuinos y con ello demos un ejemplo de mesura en un momento tan turbulento. Y al mismo tiempo, no le agreguemos a la gente de a pie un nuevo escollo para enfrentar sus monótonas dificultades.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad