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Ni tanto ni tan poco

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José Irazábal: ¿Qué pasa con el alcohol? Estamos en la misma.

Doctor Asqueta: Sí, y tiene también las restricciones adecuadas. No se puede venderle bebidas alcohólicas a los menores de 18 años.

JI: ¿Habría que prohibir también la publicidad del alcohol?

Doctor Asqueta: Estamos hablando del tabaco, una droga que es fuertemente adictiva, más que algunas drogas ilegales y mucho más adictiva que el alcohol.

El tabaco provoca la epidemia más mortífera que existe y se inicia aproximadamente en el 80 por ciento de los consumidores, en la minoría de edad, que es cuando está prohibido su consumo.

A esa edad, una persona no tiene capacidad volitiva total, a tal punto que antes de los 18 años no se puede votar, ni ir a la guerra, ni casarse, ni tener tarjeta de crédito. Todos los actos peligrosos, están puestos fuera del alcance de los menores.

Ah!.. Pero cuando ya están enganchados, cuando se hicieron adictos, se les hace terriblemente difícil abandonar "eso", que no es un simple hábito. No es un vicio, pero provoca una enfermedad de la voluntad: quiero dejar de fumar y no puedo.

En este aspecto, si analizáramos bien cuáles han sido las campañas publicitarias más exitosas, veríamos que están dirigidas precisamente a ese público, a los muchachitos y las muchachitas.

Recordemos, como ejemplo, la hermosa pieza publicitaria-televisiva-musical —hermosa desde el punto de vista técnico— en la cual una cantante de tangos de 19 años, un grupo de rock, un discjockey de los que ahora están de moda y el más famoso cantante popular de los últimos 20-25 años en el Uruguay, el ícono de las canciones para niños...

JI: Usted habla del aviso de Nevada.

Doctor Asqueta: Ese aviso no está dirigido a un adulto de 40 años. Ese aviso, si uno lo mira bien, tiene un gancho terrible para el público joven. Lo mismo vemos en tantos otros avisos internacionales; los bólidos de Fórmula 1... Un aviso que vincula iniciarse en el consumo de tabaco con lo exitoso, con lo atractivo desde el punto de vista físico o erótico, con la vida saludable. Aunque no haya nada más alejado de una vida saludable, que el cigarrillo.

JI: El que hace publicidad la hace para conseguir más clientes, eso es igual en todos los rubros.

Doctor Asqueta: Pero no todos los rubros son iguales. Ese es el tema fundamental. No olvidemos que el vaquero inolvidable de Marlboro —inolvidable para los que tenemos más de 30— se murió de cáncer de pulmón.

JI: Recuerdo la tropilla cruzando el río.

Doctor Asqueta: Claro y está demostrada estadísticamente, sobre todo en Estados Unidos, la incidencia que tuvo en jóvenes por sobre todas las cosas, ese modelo para empezar a fumar.

JI: ¿Ese dato está chequeado o es un producto del marketing también?

Doctor Asqueta: Absolutamente, y usted o cualquier persona informada puede consultar a expertos en la materia, que los hay y muy buenos en este país. Puede ver las estadísticas de muchos países del primer mundo que ya las tienen con respecto a la incidencia de todos estos roles modélicos y la normalización del consumo, que es lo que hay que combatir. Tenemos que tratar de llegar a algo fundamental: que el fumador no sienta que se lo está combatiendo a él como persona, sino que lo que hay que combatir es el hecho de fumar. La principal arma de destrucción masiva que tiene la humanidad no es un arma de fuego ni una bomba, es un cilindrito con un vegetal picado adentro que uno enciende en la punta y mata.

JI: Después de esto que estamos escuchando, ¿Por qué no se prohíbe directamente la venta de cigarrillos, y ya está?

Doctor Asqueta: Si se quiere entrar en esa discusión, entramos; no es lo que vamos a plantear en este momento, pero se puede, algunos países han planteado esa discusión. Creo que en nuestro país en este momento no se debe plantear eso sino la discusión en profundidad de los capítulos que ya posee y que son ley firme a través del Convenio Marco.

COMENTO: El Convenio Marco es un acto de inteligencia, un plan a veinte años, dirigido a cambiar a la gente y no, para empeorarla fabricando otra serial de gangsters y policías fracasados, que abarque el planeta.

En vez de prohibir el tabaco, habría que reglamentar las drogas.

El narcotráfico es la ley seca, multiplicada por cien. La prohibición del tabaco sería una multiplicación por mil. Claro, formar bien a la gente para que cobre conciencia de sus modales y sus hábitos, lleva tiempo.

Hacia 1490, Leonardo da Vinci, que era el maestro de las cenas y fiestas de Ludovico Sforza, escribió sobre los malos hábitos:

—"Estos son los hábitos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquellos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el año pasado):

—Ningún invitado ha de tomar comida del plato del vecino de mesa.

—Ni ha de poner trozos de su propia comida a medio masticar sobre el plato de sus vecinos, sin antes preguntárselo.

—No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa.

—No ha de morder una fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta a esa misma fuente.

—Estando en la mesa no ha de escupir delante de sí, ni al costado.

—No ha de meterse los dedos en la nariz o en la oreja, mientras está conversando.

—No ha de dejar sueltas sus aves sobre la mesa. Ni tampoco serpientes o escarabajos.

—No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).

—Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa" (2)

Pero el doctor Asqueta explicó mejor que yo, la relación del tabaquismo con la evolución cultural:

Doctor Asqueta: Las sociedades deben madurar y acompasar sus decisiones políticas y sociales a la formación de su gente.

Nuestro público está maduro, tomó conciencia del tema.

Las estadísticas realizadas el año pasado en el Uruguay, las consultas que han realizado incluso los medios de comunicación, dicen que cerca del 70 a 80% está de acuerdo con limitar el consumo de tabaco en los lugares cerrados; y en restringir la publicidad.

¿Quién le dice? Dentro de unos 15 o 20 años lo más probable es que no haya que controlar un producto que no debió ser tolerado por ninguna norma de bromatología. Es un producto que contiene 4.500 sustancias tóxicas, de las cuales 70 son cancerígenas tipo A.

Cancerígena tipo A, quiere decir: no importa qué grado de exposición se requiere, para llegar a tener cáncer.

No creo que semejante agente mortal salve las exigencia preventivas, en ningún país civilizado. Pero es la sociedad la que debe ir tomando conciencia y generando cultura sobre estos temas.

COMENTO: Cuando la mayoría se dé cuenta (¿2030?) se suprimirá espontáneamente la fabricación de cigarrillos, porque nadie comprará cigarrillos. Fumar será cosa de sucios. Nadie querrá ofrecer un espectáculo tan desagradable. Es mucho más indecoroso echar humo envenenado, que meterse los dedos en la nariz. Las tabacaleras lo saben y están adquiriendo industrias sustitutivas, inocentes. Philip Morris hace galletitas.

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