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Nafta uruguaya

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AGUSTÍN ITURRALDE
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La nafta no sube en noviembre en Uruguay a pesar de que el petróleo sí lo hace en todo el mundo. ¿Esto es bueno? La respuesta no es tan obvia.

La discusión sobre los precios de los combustibles es muy difícil y sensible en todo el mundo, pero en particular en Uruguay. Las subas de los combustibles de mediados de este año coincidieron con una bajada significativa en la aprobación de la gestión de gobierno. Si bien en todos lados es un tema sensible, si no pregúntenle a Emmanuel Macron, en pocos lados las personas responsabilizan tan linealmente al gobierno por la evolución de este precio como en Uruguay.

Esto tiene explicaciones históricas e institucionales. Existe un monopolio legal, en manos de una empresa estatal, para la importación y refinación de combustibles y el precio de venta al público está tarifado. Técnicamente creo que existe consenso de que la forma en que regulamos y fijamos el mercado de los combustibles no es óptima y tiene mucha discrecionalidad. No casualmente los artículos de la LUC referentes a esto fueron votados por todos los partidos.

Pero mucha agua corrió y la tormenta perfecta se configuró para que los cambios aprobados no pasen del papel. Dos son los elementos que coinciden y lo hacen tan difícil, primero y principal, un contexto global de subas muy fuertes de los precios de la energía y del petróleo en particular. Implementar una nueva forma de ajuste de un elemento tan sensible, como la nafta, en este contexto implica vincular el nuevo instrumento a malas y reiteradas noticias. Segundo, y no menor, un referéndum clave para el gobierno tendrá lugar en pocos meses. Vamos rumbo a una instancia que será una elección de medio término sobre la gestión, es lógico que todas las medidas sean sopesadas a la luz de esto.

Estos dos elementos hacen que la realidad le esté pasando por arriba a la norma. Un cambio votado por todos los partidos que es racional y que, sin dudas, no es la causa de la suba de la nafta, deberá seguir esperando.

Personalmente no tengo dudas de que los artículos votados en la LUC sobre la regulación del mercado de combustibles van en la línea correcta. Los combustibles en Uruguay son caros, pero además son un lugar de discrecionalidad en donde muchos gobiernos encontraron en el pasado un lugar para hacer caja. Tener un mecanismo de fijación de precios más transparente y que responda a fundamentos es un muy buen primer paso. No hay ningún motivo para que el poder político sea tan responsable y responsabilizado por este precio, tal como no se culpa linealmente al gobierno por la suba de la carne.

Claro que la suba de la nafta es una mala noticia. Uruguay debe acelerar el proceso de reformas para que nuestra producción enfrente costos energéticos similares a los de otros países; hoy estamos en desventaja.

Pero la no suba de los combustibles debe fundamentarse en una mejor institucionalidad y eficiencia de la cadena.

Lamentablemente una clara mejora regulatoria propuesta, y votada por todos los partidos, deberá seguir esperando. Este es un tema que debería incomodar a todos, y las dificultades para encaminarlo deberían ser un llamado a limitar la demagogia y el oportunismo.

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