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Moderado optimismo

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AGUSTÍN ITURRALDE
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Si hay algo que nos enseñó el 2020 es lo efímeras que son las proyecciones cuando pasa algo que justamente nadie previó. Más allá de esta enorme debilidad de los pronósticos, lo único peor a estos es no tener ninguna referencia de qué esperar en el futuro económico y social.

Así como en marzo nos encontramos con un escenario mucho peor del que teníamos en mente en diciembre, lo que aparece por delante para los próximos 24 meses es significativamente mejor de lo que esperábamos en marzo o abril. Hay motivos para pensar en un 2020 y un 2021 donde, más allá del rebote, Uruguay tenga un crecimiento razonable y por encima del promedio de los últimos años.

Por más de que haya muchas expectativa con la eventual llegada de la vacuna, la pandemia está lejos de terminarse. Sin embargo los indicadores económicos muestran una realidad muy distinta a marzo de este año. Las bolsas del mundo ya recuperaron todo lo perdido desde el inicio de las inestabilidades y se encuentran en buenos niveles. Los recuerdos de un petróleo con precios negativos parecen una excentricidad que no se repetirá.

Mirando elementos que tienen un impacto directo sobre nuestro país también encontramos síntomas positivos. Las tasas de interés siguen en mínimos históricos y con expectativas de permanencia. Los precios de los alimentos que nos interesan (soja, carne, arroz, leche en polvo, etc.) experimentaron una recuperación luego de una baja bastante más moderada que la del petróleo. Los precios actuales de nuestras exportaciones son más que razonables.

Localmente también encontramos indicios de mejora. La recaudación interanual redujo mucho su caída y las empresas toman a la mayoría de los trabajadores que habían mandado al seguro de paro. El dólar se mostró muy estable luego de la dinámica alcista de febrero y marzo, y no hay expectativas de cambios bruscos. La inflación, que también había preocupado mucho en abril y mayo, se desacelera de forma importante desde junio y al cerrar agosto es probable que esté por debajo del 10% anual.

Estamos recuperando cierta normalidad económica en muchas actividades. Desde luego que no es generalizada. El sector turístico y el del entretenimiento tendrán que esperar para que les llegue la reactivación. También muchas personas que perdieron su trabajo no lo recuperarán en el corto plazo. Esta crisis fue aprovechada por muchas empresas para ajustarse. El mercado laboral tendrá una recuperación mucho más lenta que el PBI.

Hoy podemos mirar con algo de optimismo el mediano plazo económico. La recuperación económica, con perdedores, está en marcha. A la vez las obras vinculadas a UPM darán un impulso importante los próximos años. También hay expectativas en otras cosas como el impulso a la construcción por los cambios en la Ley de Vivienda Promovida o la llegada de nuevas inversiones y residentes. La sumatoria de esto muestra hoy un horizonte nada malo en comparación al que teníamos hace unos meses. Ojalá estas buenas nuevas sean vistas como una oportunidad para procesar reformas pendientes que, como dijo el presidente del Banco Central, Diego Labat, nos permitan intentar jugar en la A.

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