Publicidad

Cuando miremos atrás

Compartir esta noticia
SEGUIR
AGUSTÍN ITURRALDE
Introduzca el texto aquí

Los indicadores económicos más recientes trajeron algunas buenas noticias. Nuestra economía parece estar dejando atrás la etapa más dura de la pandemia.

Según nuestras proyecciones, la actividad del segundo trimestre tuvo una fuerte recuperación interanual, para fin de año estaremos con niveles de actividad similares a los prepandemia (que ya acumulaban una caída). Los datos del sector exportador fueron los primeros en traer buenas noticias; pero más recientemente también vimos como la movilidad, el seguro de paro, y el empleo presentaron los mejores niveles desde el inicio de la pandemia.

Buenos precios internacionales, exportaciones en niveles casi récord, restricciones mínimas a la movilidad y la apertura gradual de fronteras serán la gran explicación si se concreta una austera primavera en los próximos meses. Salvo cambios abruptos de planes, en el próximo verano recibiremos turistas extranjeros lo que representa una gran noticia para nuestra economía. Claro que no podemos esperar una gran temporada turística como tuvimos en 2017 o 2018 dadas las diferencias de precios con nuestros vecinos, pero solo la llegada del núcleo duro de turistas de altos ingresos que suelen arribar cada verano al Uruguay será un crecimiento sustancial en comparación a la nula temporada del 2020.

Esto demuestra que más allá de todo el griterío político sobre la realidad económica y social no hubo ninguna tragedia en nuestro país. Es imposible minimizar el golpe que significó la pandemia para tantas familias, en especial a través de la pérdida de puestos de trabajo. Pero a principios de 2022 la situación será muy parecida a la de inicio de 2020. Tendremos un país que atravesó un tsunami global con un excelente resultado sanitario y sin daños permanentes en la economía. Los niveles de actividad, pobreza e ingreso de los hogares serán similares a los de antes de la pandemia.

Claro que esto no es para conformarse. Así como no hay ningún problema grave verdaderamente novedoso; sí seguimos teniendo desafíos enormes que urge enfrentar. La falta de trabajo tiene un componente cíclico vinculado a los problemas económicos coyunturales, pero otro mucho más relevante estructural vinculado al divorcio cada vez más grande entre el trabajo que se ofrece y que se demanda. La educación requiere una reforma estructural buscando, sobre todo, contener dentro del sistema a una proporción mucho mayor de jóvenes. Los salarios de nuestro país no son tan malos cuando los medimos en dólares nominales, pero están profundamente erosionados por un nivel de precios muy alto, inexplicablemente alto en algunos casos. Avanzar en la inserción internacional es una cuestión de supervivencia a esta altura para nuestro país de apenas tres millones y medio de habitantes.

Muchos de estos temas son parte de la agenda política del gobierno, pero parece claro que la pandemia absorbió recursos políticos y económicos tan necesarios para catalizar muchas reformas difíciles.

De a poco queda meridianamente claro que Uruguay lo hizo muy bien, nuestro país gestionó muy razonablemente la pandemia en su dimensión sanitaria, económica y social. Pero también quedará claro que la pandemia solo visibilizó problemas que ya teníamos, y que la mayoría de ellos aún siguen ahí.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premiumAgustín Iturralde

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad