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Incertidumbre y optimismo

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AGUSTÍN ITURRALDE
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Da un poco de pudor hacer pronósticos económicos para 2021 después de la paliza que nos llevamos en 2020. Todo lo previsto en diciembre de 2019 se fue a la papelera ni bien los mercados comenzaron a bailar al ritmo del Covid.

Sin embargo sigue siendo importante intentar aproximarnos, aún de formas tan imperfectas, a lo que se viene.

Para este 2021 podríamos resumir los pronósticos en incertidumbre y un poco de optimismo.

La gran incertidumbre, aunque no la única, es saber cuanta movilidad se admitirá en los próximos meses. Falta bastante para que las vacunas permitan la vuelta a la normalidad de la movilidad de las personas. ¿Estas restricciones que hoy tenemos serán la regla durante el 2021? ¿Habrán mayores o se reducirán? En esto se juega mucho tanto a nivel global como en Uruguay.

La buena noticia es que los mercados son optimistas y creen que las vacunas funcionaran. Así parece desprenderse del valor de las bolsas, los bonos y los commodities.

Todo indica que asistiremos en 2021 a una recuperación de la economía global liderada por China. Resta ver si la magnitud será mayor o menor que la caída de 2020. Lo que es seguro es que tendrá diferencias enormes según la región del mundo. Mientras China ni siquiera llegó a caer en 2020 y crecerá cerca de un 8% en 2021, el crecimiento en EEUU, Europa y América Latina estará muy lejos de compensar la perdido en 2020.

Otro elemento que parece claro es la lentitud con la que se recuperará el mercado de trabajo. La pandemia actuó como un acelerador del cambio y hay indicios de una economía menos intensiva a mano de obra.

En cuanto a las tensiones globales hay dos novedades en principio positivas. La salida de Trump de la Casa Blanca significaría una mayor gobernanza internacional y la distensión la guerra comercial (aunque parezca lejano este era el gran tema antes del COVID). A su vez la concreción del Brexit en el marco de un amplio acuerdo entre la UE y el Reino Unido despeja una incertidumbre que existía desde 2016.

En cuanto a nuestro país podemos ver una versión local de casi todas estas cosas. Más allá de diferencias, son más los consensos entre los analistas. Lo negativo es el deterioro de las expectativas en los últimos meses que implica que la recuperación de 2021 no compensará la caída 2020. También hay acuerdo en que el gran drama será el empleo y que será imprescindible seguir desplegando políticas para promoverlo y herramientas para asistir a quienes más sufren la situación.

Por el lado positivo se espera la consolidación por un buen tiempo de algunas condiciones internacionales favorables como las tasas de interés y los precios commodities. A su vez, con matices, hay confianza en que la inflación se seguirá desacelerando, resta ver cuanto. Consistentemente el frente fiscal, que se comportó de acuerdo o mejor de lo esperado en 2020, se espera continúe el camino previsto de forma de alejar los riesgos de inestabilidades mayores.

En resumen esperamos que el 2021 sea un año estable en el que recuperaremos parte de lo perdido en 2020. A pesar de sus problemas, lo único peor que los pronósticos tan imperfectos es no contar con ningún tipo de referencia de lo que vendrá.

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