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Despacio con las conclusiones

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AGUSTÍN ITURRALDE
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El martes hubo elecciones en la principal economía del mundo. Hoy sabemos con certeza que Biden ganó con bastante menos comodidad de lo previsto, pero ganó. Son varias las conclusiones que se pueden sacar, algunas de ellas nada evidentes antes del martes. Comparto tres ideas sobre lo que pasó.

Primero, lo más evidente. Trump demuestra ser, además de un ególatra con poco apego a las instituciones, un tremendo animal político. Contra los pronósticos, contra la mayoría de los medios y formadores de opinión y (menos conocido) con mucho menos dinero, terminó disputando voto a voto un segundo mandato. Nada bueno sale de desconocer la realidad, deberíamos moralizar menos y tratar de entender más del éxito de un personaje así.

El contrafáctico de qué hubiera pasado sin Covid recoge bastante consenso, resulta difícil imaginar una derrota de Trump sin pandemia. De todos modos esto no es “injusto”; es en la adversidad cuando se ve el talante de los liderazgos. A diferencia de otros líderes mundiales Trump claramente no estuvo a la altura del desafío del covid.

Segundo, Biden demostró ser un candidato mucho más eficaz de lo esperado. Biden se impone ante una buena votación de Trump. El ahora Presidente electo logró activar al electorado demócrata y se convierte en el candidato más votado de la historia de EEUU.

Además de Biden, los otros grandes ganadores de la elección creo que son los republicanos tradicionales o moderados. Votan bien, mantienen el control del senado y se sacan de arriba a Trump.

Veremos cómo algunos le sueltan la mano al actual Presidente en sus delirios de renegar de los resultados. Un ejemplo de esto es Susan Collins, senadora republicana moderada que renovó su banca en el senado contra los pronósticos. Algo similar sucedió con Mitch Mcconnell, el líder republicano en el senado.

Tercero, los grandes derrotados son la soberbia y los microclimas de las elites educadas. Trump mejoró su votación entre mujeres, afroamericanos y latinos, es el republicano que mejor vota entre las minorías desde 1960. Gritando que Trump solo es un extremista racista misógino no se aporta nada ni se ganan elecciones. Mucho peor aún son los que se enojan e insultan a los votantes, algunos llegan a decir que los millones que votan a Trump son también todos extremistas. Gente muy educada haciendo berrinches en redes sociales porque la gente común “vota mal”. De nuevo, un poco menos de moralina y un poco más de intentar entender al otro vendría bien.

Vinculado a lo anterior parece claro que, tan cierto como que EEUU no es Trump, tampoco está en busca de una refundación social y económica. Los líderes de izquierda norteamericana que los milenials de todo el mundo siguen con admiración son, por ahora, una expresión minoritaria del electorado de aquel país.

En resumen, personalmente creo que es una buena noticia la salida de Trump de la Casa Blanca. El daño fue limitado solo porque las instituciones de EEUU fueron capaces de bloquear los excesos de Trump, y ahora lo harán de nuevo ante su berrinche de no reconocer el resultado. En cualquier caso no hay tampoco un gran viraje de la sociedad norteamericana, más bien una vuelta a la moderación.

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